Un patio y un trocito de cielo

A.S.R.
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El documental 'Sueño de libertad. Presos de la memoria', sobre Marcos Ana, se proyecta en la Sala Polisón mañana sábado con un coloquio posterior con la codirectora, Juan Vallejo e Isaac Rilova

Fotograma del testimonio de Nati Apolina. - Foto: DB

Mi vida,

os la puedo contar en dos palabras:

Un patio.

Homenaje a los represaliados levantado junto al Teatro Clunia.Homenaje a los represaliados levantado junto al Teatro Clunia. - Foto: DB

Y un trocito de cielo

por donde a veces pasan

una nube perdida

y algún pájaro huyendo de sus alas.

Ese patio y ese trocito de cielo que pinta Marcos Ana en este poema son los que marcan su vida durante los 23 años que pasó en los penales franquistas, 16 en el de Burgos. El hombre que confesó que su único pecado había sido querer llenar de estrellas el corazón del hombre es el protagonista de Sueño de libertad. Presos de la memoria, un documental sobre los cautivos franquistas, que se proyecta en la Sala Polisón el sábado (19 horas, entrada libre) con un coloquio posterior en el que intervendrán la codirectora, Nuria López Leal, el pintor Juan Vallejo, amigo del poeta, y el historiador Isaac Rilova.

Ambos aportan su testimonio en este filme en el que Burgos interpreta un papel esencial, como escenario y a través de sus personajes.

«Burgos es muy importante porque su penal y el de Carabanchel, en Madrid, fueron los que acumularon más presos en la última época del franquismo», apunta López Leal, que dirige la cinta junto con Jaime Contreras, y agrega que la prisión castellana suma atractivo por el movimiento cultural que se fraguó entre sus paredes. «La llamaban la universidad. Eso lo dice todo», anota la directora, que advierte el enfoque cultural de este documental, centrado en esa ebullición creativa en la que se convirtieron las cárceles partiendo de que el propio Marcos Ana, entre rejas desde los 19 años, se hizo poeta tras ellas. «Una de las preguntas que nos hacemos es cuánto arte y cuánta cultura se perdió por culpa del franquismo», observa López Leal al tiempo que, partiendo de ese punto de vista, considera fundamental el testimonio de Juan Vallejo, que ocupa varios minutos ya que perfila al protagonista desde la mirada del amigo y también del artista, con una obra relevante en torno a la memoria y a la represión.

El pintor aporta su encendida defensa de los derechos humanos, Rilova se centra en los datos y el capítulo histórico y el relato vivencial llega en la voz de Natividad Apolina, una de las madrinas del penal burgalés, que alivió la soledad de los cautivos a los que, además de encerrar, los alejaban todo lo posible de sus casas, sin posibilidad de desplazamiento de sus familias, y en la de algunos de los presos que conocieron a Marcos Ana como Luis Berlinches, ya fallecido, alumno suyo durante los nueve años que pasó privado de libertad.

La cárcel y el antiguo penal convertido ahora en el Centro Cultural Francisco Salinas, donde se erige el monumento a los represaliados, son las localizaciones que reconocerá el espectador en los 63 minutos de duración de Sueño de libertad. Presos de la memoria, nacido con un ánimo didáctico para llevar a los colegios la memoria de estos presos políticos y evitar que su acción caiga en el olvido.

«Todos transmiten una humanidad tremenda, ellos sí son personajes que defienden la democracia en una situación difícil y se merecían este homenaje». Sea.