"En la Transición, los políticos eran 5 veces mejores"

L.M.
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Tras una vida trabajando en países tan diversos como Bolivia, Argelia o Portugal, el conocido diplomático, ya jubilado, explota su faceta de escritor

"En la Transición, los políticos eran 5 veces mejores" - Foto: Luis López Araico

El diplomático español (Albox, Almería, 1940), que trabajó en países tan diversos comoBolivia, Argelia o Portugal, fue también embajador de la ONU, representante de España en el Consejo de Seguridad, director general del Real Madrid entre 1993 y 1995 o actor (protagonizó una docena de películas), dedica ahora su jubilación a la escritura. El martes presentó su último libro en el MEH, ‘Yo siempre creí que los diplomáticos eran unos mamones’ (Plaza y Janés), y esta tarde lo hará en Aranda de Duero.

El título de su libro es, cuanto menos, sugerente...

Es un poco llamativo aunque va solo parcialmente sobre los diplomáticos.Arranco diciendo que es un tópico que muchos se han creído; no somos seres pedantes, presuntuosos o engreídos como se dice, sino que somos señores del Estado que hablan idiomas y que están en el extranjero representando a España.Trato también de mi experiencia profesional, una especie de memorias en las que cuento mi experiencia en Bolivia, donde estuve al poco de asesinar al Ché Guevera, en Argelia y lo que significa vivir en un país árabe para un española de la época.
También hablo sobre Portugal, donde coincidí con la Revolución de los Claveles; fue una época interesante, en España aún estábamos en dictadura, allí democracia y era interesante ver si eso podía trasladarse a nuestro país. Los portugueses son gente muy amable que tienen una mezcla de admiración y desconfianza hacia nosotros.

¿Cómo valora el funcionamiento de Naciones Unidas?

Ha hecho un papel estupendo en los objetivos secundarios que tenía como la protección a la infancia, la erradicación de enfermedades o el desarrollo de los derechos humanos, pero un papel mediocre en los objetivos esenciales para los que fue creada: preservar la paz mundial, evitar las guerras o frenarlas en cuanto estallaran, y ese balance es bastante mediocre.

¿Qué opinión tiene de la clase política actual? ¿Dista mucho de la de otras generaciones?

La de la Transición estaba mucho mejor preparados que la actual. Si leemos los currículum de los políticos de las generaciones del 78, 80, 82 o 85 eran cinco veces superiores a los de ahora. Hay muchos políticos ahora que nunca han trabajado fuera de la política, mientras que en aquella época había abogados, arquitectos, diplomáticos, catedráticos, abogados del Estado, directores de empresa...

¿Qué dirigente le ha impresionado más durante su trayectoria? ¿Y quién le decepcionó?

De los que yo haya conocido, que no trabajado, el que más fue el israelí Shimon Peres. Es la persona más coherente, brillante y más conocedora de la realidad internacional con la que me he entrevistado. Por contra, me defraudó la secretaria de Estado norteamericana Madeleine Albright. Nunca se separaba de las notas que llevaba consigo.

¿Cómo ve el panorama político internacional?

Convulso. El Brexit va a ser duro para Europa y mucho peor para Gran Bretaña, mientras que la figura de Donald Trump es inquietante. Creo que no hay que exagerar; es un bocazas, un misógino y un mentiroso, pero está haciendo lo que prometió en campaña electoral, nos guste o no. No está engañando a nadie; dijo que iba a construir un muro, a reformar el tratado de comercio conMéxico yCanadá, a cambiar los aranceles o denunciar el acuerdo nuclear con Irán. Será un disparate en algunos aspectos y una persona claramente inquietante, pero no está engañando.

¿Es cierto ese mito de que en el palco del Bernabéu se hacen los negocios más sucios e increíbles del mundo?
Es una estupidez que en su momento repitió Íñigo Errejón, y yo creo que él es un poco ingenuo. En cualquier sitio en el que coincidan, aunque sea el entierro de un cardenal, un político que sea un sinvergüenza y un cargo público que también lo sea, se puede llegar a un acuerdo sucio. Puede ser en el palco del Santiago Bernabéu, en el del Atlético de Madrid o en el del Barcelona.