La casa derrumbada por el fuego en Miranda estaba okupada

Ó.C.
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El incendio empezó de madrugada, pero el inmueble de la calle San Agustín estaba vacío en ese momento. Los daños obligaron a cerrar el gimnasio de un colegio contiguo

El edificio colapsó por el efecto del incendio, aunque hay una parte que todavía queda en pie. - Foto: DB

El fuego comenzó a las tres de la mañana del lunes y estuvo activo durante horas en el número 23 de la calle San Agustín de Miranda. Tras los daños ocasionados, el inmueble colapsó y sus tres plantas cedieron, aunque solo en parte, por lo que ahora habrá que demoler lo que queda en pie. El edificio estaba habitado por unos okupas que al parecer no estaban dentro de la casa cuando las llamas lo devoraron, por lo que no hubo que lamentar daños personales. El origen de la llamas se desconoce y seguramente el mal estado impida que se conozca porque los técnicos no pueden acceder. Lo que sí que han dictaminado desde Urbanismo es la clausura del gimnasio del colegioSagrada Familia, con el que linda el edificio afectado, y el Ayuntamiento también cerrará la calzada y las aceras en la calle San Agustín entre Arenal y Alfonso VI.

La concejala de Urbanismo, Soraya Solórzano, indica que la decisión de cerrar la instalación del centro escolar se debe a que parte del material derruido «se había acumulado en esa zona», y además hay riesgo de que pueda desprenderse algún elemento sobre su tejado. Por precaución, también impedirán el tránsito por la parte delantera, a pesar de que «no hay signos de colapso inmediato, ya que lo que se ha hundido es la parte interior», detalla la responsable, sobre las medidas más llamativas mientras dura la demolición.

El edificio está envuelto en un proceso de compara venta y ya estaba previsto tirar la casa, que llevaba años abandonada y «que tenía una ITE desfavorable», aclara la concejala, que recuerda que el inmueble tiene protección ambiental por lo que no hay que conservar la fachada. El Ayuntamiento espera que dada la situación se acorten los plazos para ejecutar el derribo, aunque han concedido tres días a los propietarios «para iniciar la demolición».