Una 'ciudad fantasma' que quiere bailar

ALMUDENA SANZ
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Cuatro amigos inquietos crean el Ghost Town Weekend, un festival de reggae, ska y rocksteady a desarrollar el 3 y 4 de marzo con Akatz, The Iberians y Smooth Beans en su primer cartel

La banda bilbaína Akatz, en plena gira de su 30 aniversario, está encantada de venir por primera vez a Burgos a «romper caderas».

Su nombre alude a un movimiento musical ausente en una ciudad fantasma, pero su pretensión es precisamente dejar de ser un espectro y que el verbo se haga carne. El Ghost Town Weekend nace para poner a bailar a Burgos al ritmo de ska, rocksteady y reggae. En esa urbe underground que encuentra a sus mejores aliados en los bares y en la noche se conocieron Paul Kelly, David Maroto, Rubylof y Javi Perkins, «cuatro culos inquietos», que resolvieron traer ellos mismos ese sonido esquivo en su ciudad. El festival se celebrará el 3 y 4 de marzo, con la Sala Sohho (Reyes Católicos, 10) como principal escenario y el The Golden Garden (Trinidad, 12) y Sanfran (San Francisco, 7) como marcos para el prólogo y epílogo. 

Akatz se aúpa como cabeza de cartel de este festival que busca recuperar la esencia jamaicana de los años 60. La banda bilbaína es una referencia en esta escena y anda embarcada en su gira 30 aniversario. Los acompañarán los santanderinos Smooth Beans y los vallisoletanos The Iberians. 

La cita propiciará además un encuentro de djs en esta órbita. De la bienvenida se encargarán los locales con una primera pinchada en el Sanfran, entre amigos y con una barrica de cerveza artesana Bajo Cero, antes de desplazarse al Golden para «quemar suela» con Mr. Benito, Dr. Morales, Berto Lambretta y Dr. BigCucumber. En este mismo local se vivirá el sábado el fin de fiesta. Tras los conciertos, las caderas se rendirán a Eli Wolf, Stewie Wonder, Toni Dekker y Naken Selektor. La entrada anticipada, a 15 euros, ya se vende en el Sanfran, Golden Garden y Sinners Tattoo. 

La historia de esta iniciativa sigue el guion habitual. Un grupo de gente que comparte gustos musicales, que agita la cultura en su ciudad -Perkins y Maroto fundaron hace más de diez años el colectivo dj Guateque Sideral-, que coincide en conciertos y maldice vivir en un sitio con una agenda que hace poco caso a esos estilos. En esas andaban cuando irrumpió la pandemia. El parón que provocó resultó, al mismo tiempo, un incentivo para resolver liarse la manta a la cabeza. Corre el verano de 2022. 

«Se nos ocurre hacer algo de estilo jamaicano, del primigenio, porque desde los 60 a ahora ha habido muchos subestilos y etiquetas hasta llegar al reguetón de hoy en día. Nosotros queríamos recuperar aquel jamaicano originario y que abarcara además otros estilos como el reggae, ska y rocksteady, los primeros que surgieron», recuerda Perkins. 

La idea caló. Entre los contactos de unos y de otros, pertenecientes a distintas generaciones, y el empuje de los más jóvenes a los más viejos, y viceversa, amarraron ese sueño. Una aventura sostenida, sobre todo, por la ilusión. Hasta ahí el hilo poético. Tiene otro más prosaico. Se escucha ahí el tintineo de las monedas. La financiación del proyecto la asumen los cuatro. No han querido tocar a ninguna puerta. Para ayudar a hacer más liviano este rascarse los bolsillos orquestan fiestas de presentación -este sábado están en La Figa y en Origen- y el sorteo de una suerte de cesta (tatuaje, lote de vinilos, camisetas...) con venta de papeletas en los mismos locales donde están disponibles las entradas (el ganador se anuncia el 19 de febrero). 

Con todo ya encarrilado, Ghost Town Weekend espera posicionarse como un punto en el mapa de los festivales de este estilo en el norte de España. Quieren atraer a aficionados de las comunidades limítrofes, como País Vasco, Madrid, Cantabria, Asturias y el resto de Castilla y León, y ya saben que el eco de este nuevo lugar de peregrinación ha llegado a Cataluña o Valencia, desde donde han mostrado interés. 

Aunque las decisiones se irán tomando en función de la respuesta del 3 y 4 de marzo, sus impulsores sí barajan mantener su actualidad durante el año, sobre todo en verano, con pinchadas en pueblos o espacios al aire libre. Y mantener bien lejos a todos los fantasmas.