Los concejales del Ayuntamiento de Burgos ya han agotado la partida presupuestaria con la que tenían previsto ‘autoabastecerse’ de dietas a lo largo de todo el año. Tal es así que no han podido cobrar las correspondientes al mes de septiembre, que ascienden a 36.000 euros, porque solo quedan en los fondos 21.000 y no es cuestión de elegir a quién se paga y a quién no.
El presupuesto municipal para el presente ejercicio contemplaba 450.000 euros para el abono de las asistencias de los ediles a las distintas comisiones y plenos frente a los 250.000 del ejercicio anterior, después de que una de las primeras decisiones de la actual Corporación fuera incrementar las retribuciones aunque limitando las asistencias a un máximo de 12 al mes.
En este concepto de las dietas entran todos los concejales que no tienen dedicación exclusiva (total o parcial) a los que se les compensa por el tiempo y el trabajo empleado en el servicio público. Su abono sigue un ritmo completamente irregular porque depende no solo del número de comisiones y plenos celebrados (muy superior en los últimos meses debido a la celebración de reuniones extraordinarias y una Junta de Portavoces semanal durante el estado de alarma), sino también de la tramitación interna de los pagos.
Por eso es imposible prever cuál va a ser el ritmo de gasto, pues ha habido meses con más de 73.000 euros de pagos a los concejales (caso de junio) y otros con menos de 17.000 (caso de enero), incluso teniendo en cuenta que en estos cuadros mensuales publicados en la web del Ayuntamiento de Burgos incluyen no solo las dietas sino también las nóminas de los concejales liberados.
Sucedió, sin embargo, que en el mes de febrero se produjo un abono extraordinario de 138.486 euros que ha descuadrado todos los planes. El concejal de Podemos Israel Hernando denuncia que en la actualidad ya no queda dinero para pagar a los ediles, y lo achaca al incremento en el número de sesiones «muchas veces una detrás de otra, por piques entre el PP y el PSOE», mientras que el concejal de Hacienda tiene otra explicación.
el atasco del año pasado. Sostiene David Jurado que los 450.000 euros estuvieron bien calculados y que deberían haber sido suficientes para cubrir las asistencias, pero en febrero se logró desatascar atrasos procedentes de las dietas de 2019. En ellas figuraban concejales como José Antonio Antón o Raúl Salinero que ya ni siquiera estaban en el cargo, y los casi 140.000 euros que supusieron ha provocado ahora el correspondiente agujero.
Los ediles sin dedicación exclusiva han podido percibir los meses de julio y agosto, aunque todavía no figuran en la web municipal, pero no podrán hacerlo con el de septiembre y se quedarán esperando sus 36.000 euros. La solución llegará a través de una modificación presupuestaria que el Ayuntamiento debería aprobar próximamente, en cuanto el Gobierno central levante las reglas fiscales que han tenido constreñidas en los últimos años a las administraciones locales y pueda empezar a gastar sus remanentes en lo que prefiera, sin estar obligado a amortizar deuda.