El refrán de 'Año Nuevo, vida nueva' no se le puede aplicar este 2022 a la industria auxiliar de la automoción. El curso ha arrancado para el sector con los mismos malos augurios con los que cerró el 2021. La carencia de semiconductores o microchips que sufren los principales fabricantes ya se está dejando notar, y multinacionales como Mercedes-Benz, Ford, Seat, Renault o el conglomerado de Stellantis han pactado -o alargado-sus Expedientes de Regulación Temporal de Empleo para, como mínimo, el primer semestre del año.
Este proceder ya está teniendo sus primeras repercusiones en la industria auxiliar burgalesa, y son ya varias las compañías que han decidido activar sus ERTE para proteger a sus trabajadores.

De manera directa son más de dos millares los trabajadores burgaleses afectados, aunque es imposible contabilizar todos los que podrían verse afectados al ser decenas -o incluso centenares- las pymes que trabajan para estos gigantes. Lear, Grupo Antolin o Cropu son las principales empresas que están ya con un ERTE en vigor, y que aplican en función de la demanda de trabajo que reciben por parte de las plantas de ensamblaje de vehículos.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)