Si la luz en las catedrales siempre había tenido un significado más allá del estético, en el gótico se convirtió en elemento fundamental de la arquitectura religiosa. A esas señales luminosas que dejan huella en la piedra a través de sus vitrales, que añaden profundidad a la figura esbelta de los templos y que busca asombrar y poner el foco en ese cielo al que le rezan, le dedica el pintor José Carazo las 92 acuarelas que forman parte del libro 'Luzazul'.
Aunque siempre ha sido uno de sus temas recurrentes, a raíz de la pandemia el pintor burgalés encontró una motivación especial para seguir pintando el interior de la Catedral de Burgos. Cuando todos estábamos en casa encerrados sin poder pasear por ese templo ni por ningún otro, Carazo se asomaba cada mañana con las acuarelas que enviaba por teléfono a sus amigos, poniendo ese rayo de luz en forma de esperanza.
Buena parte de esas piezas son las que recoge este libro editado por la Institución Fernán González, de la que es académico, con motivo de su 75 aniversario y con la que la Academia de Historia y Bellas Artes se une a los actos del VIII Centenario de la Catedral, que colabora con la publicación. Son 92 acuarelas del templo burgalés, pero también de otras edificaciones como Santa Sofía de Estambul, San Marcos de Venecia, Toledo, Astorga o Notre Dame de París.
En las obras que recoge la publicación hay luz, pero también su contraste. En las acuarelas hay "seres que habitan en el resplandor" y otros "que caminan entre las sombras", ha explicado el propio Pepe Carazo esta mañana desde la capilla de los Condestables. Están los reflejos traumáticos de acontecimientos históricos como el incendio de Notre Dame, el agua que inunda San Marcos de Venecia, o la caída del cimborrio de la Catedral de Burgos. "Conocer estas catástrofes me ha inquietado e inspirado", ha añadido, mientras reconoce haberle dedicado 40 de las 92 acuarelas al cimborrio porque es “la linterna más fantástica de todas las catedrales”.
Con predominio de las resinas acrílicas y los pigmentos, dibujos a grafito y acuarelas sobre soportes de papel y lino, Carazo retrata los templos a diferentes horas del día, con incidencias luminosas distintas y con introspecciones de diverso calado.
Los encargados de retratar sus pinturas con la máxima calidad para la imprenta han sido los fotógrafos de Diario de Burgos Alberto Rodrigo y Miguel Ángel Valdivielso, y Eliseo Villafranca y Antonio Arribas. Además cuenta con dos estudios introductorios escritos por José Manuel López Gómez, director de la Institución Fernán González, y Rodrigo Pérez Barredo, periodista de Diario de Burgos. Un esfuerzo colectivo que ha derivado en un libro de más de 130 páginas, que ofrece una nueva y sugerente perspectiva de la Catedral de Burgos, fuente inagotable de inspiración para artistas y escritores. En la primera edición, impresa y maquetada por Rico Adrados, se han publicado 400 ejemplares, que se podrán adquirir en las librerías a un precio de 30 euros. El autor además estará firmando ejemplares el jueves en la Feria del Libro que se celebra desde ese día en la Plaza Mayor.