La ubicación de algunos contenedores genera malestar vecinal

DIEGO ALMENDRES
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El Ayuntamiento acumula quejas de punta a punta del mapa local por la eliminación de los elementos individuales de recogida de residuos y la organización de las actuales islas de reciclaje

Una isla de reciclaje de Villatoro está situada fuera de la calzada, sobre tierra. - Foto: Luis López Araico

La renovación y organización de los 4.500 contenedores distribuidos por la ciudad ha generado controversia en varios barrios y zonas de Burgos. No todos los ciudadanos están satisfechos con los ajustes realizados en la red de recogida de residuos y las voces de descontento se han multiplicado desde que comenzara esta campaña el pasado verano.

El concejal de MedioAmbiente, Josué Temiño, ya pidió en noviembre «paciencia» a los vecinos en su proceso de adaptación a los cambios de algunos puntos de recogida y recordó que las ciudades de más de 50.000 habitantes están obligadas a evitar la presencia de contenedores 'sueltos' en la vía para cumplir con lo dispuesto en la Ley de Residuos y Suelos Contaminados.

Este aspecto ha provocado un enfado generalizado. Es el caso que afecta, entre otras, a la calle Arlés. Antes se salpicaban los contenedores a lo largo de esta vía, la cual presenta ahora dos espacios ecológicos en sus extremos. Uno de ellos, incluso, cumple su función fuera de la plataforma de hormigón.

En La Sorbona también se han quedado sin su contenedor habitual, al igual que en Tahonas.En este céntrico enclave los vecinos se plantean, de forma individual, realizar acciones de protesta «simbólicas» para mostrar su disconformidad con la nueva localización de los contenedores en el barrio. «Ahora tengo que acumular las bolsas de basura en casa y meterlas en el coche para tirarlas», lamenta una vecina que destaca la alta media de edad de los residentes en la zona. «Está todo más sucio que antes», subraya.

Los ajustes realizados en la red de recogida de residuos afectan a todos los distritos.En elV1, los vecinos del segmento de la calle Conde Lucanor más cercano a Villímar  lamentan la eliminación de las estructuras individuales para concentrarlas en islas que fomentan el reciclaje. 

Precisamente, los vecinos de las nuevas urbanizaciones querían contar con un punto de recogida selectiva y se encontraron con que el único contenedor disponible ya no se encuentra en su lugar. Hicieron constar sus reclamaciones a través del 010, sin haber recibido una respuesta favorable hasta el momento.

Por su parte, elbarrio de El Pilar es uno de los más activos en los últimos meses en sus protestas contra la ubicación de los nuevos contenedores en la calle Rosalía de Castro.  «Se ha generado un problema donde no lo hubo en 15 años», lamenta Gustavo de Miguel. «Soy presidente de la mancomunidad de la urbanización, portavoz de la asociación de vecinos y representante del distrito. En este tiempo nunca recibí una sola queja y ahora me llegan todas las semanas», explica.

De Miguel destaca «los ruidos, la suciedad y los olores» generados con el actual emplazamiento. Sin embargo, las quejas mayoritarias transmitidas desde la asociación y desde la comunidades de Rosalía de Castro y José Echegaray se encontraron con el apoyo a la iniciativa municipal de un grupo de ciudadanos, por lo que el área de MedioAmbiente mantiene la isla situada en Rosalía de Castro.

«No queremos los contenedores en la puerta de casa, pero 10 registros en el Ayuntamiento favorables a esta medida valieron más que las 100 firmas en contra que habíamos recogido», explica el portavoz del distrito, quien recuerda la «decisión salomónica» pactada con la administración tras la reciente visita al barrio de las autoridades municipales. «Nos pidieron recoger los votos de cada comunidad de la urbanización. Es un rollo, pero en ello estamos y ya tenemos los resultados de tres bloques», indica.

A la espera de dar con una solución, De Miguel recuerda que nunca hubo contenedores en las calles centrales» del entorno, algo que hacía que el barrio fuera «más amable». «Claro es que para algunos es más cómodo para tirar la basura, pero es una postura egoísta y se premia al particular en lugar del interés general. Además, se genera otras molestias cotidianas que ya sufren otros barrios de Burgos, pero son perjuicios que antes no teníamos. Ya he desistido con este asunto porque me he dado contra un muro», lamenta Gustavo de Miguel.

Además, el punto elegido para la instalación de estos elementos de recogida de residuos también genera malestar en los vecinos porque ocupan una de las pocas plazas de aparcamiento recuperadas gracias al viejo apeadero tras la construcción de la actual parada del autobús urbano.

El malestar también alcanza a los barrios periféricos. La recién constituida Asociación de Vecinos yVecinas del Barrio de Villatoro ya ha trasladado su punto de vista alAyuntamiento y su presidente, Javier Rodríguez, insiste en su demanda.  «Lo que pedimos es que venga un técnico para que vea la situación», aclara. «En la última reunión de la junta de distrito no dieron soluciones y tampoco vivimos de voluntades políticas», insiste.

El portavoz de los vecinos considera que este tipo de novedades forman parte de la evolución de las ciudades, pero subraya su argumento de contar con los afectados «para facilitar las cosas». «No puede ser que enVillatoro haya zonas desabastecidas, otras que solo cuentan con una isla y, como ocurre en la calle Las Eras, los vecinos deban tirar la basura pisando la tierra de las fincas», expone.