La entrega de coches de gama baja se retrasa entre 6 y 8 meses

I.E.
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El presidente de Aconauto, Carlos Arce, advierte que a la industria le compensa más fabricar turismos con más prestaciones y más caros porque sacan más margen. «El rénting se está imponiendo», afirma

El verano ha sido tradicionalmente una época propicia para el cambio de coche. - Foto: Alberto Rodrigo

El verano, y en concreto este mes de julio, es el que tradicionalmente las familias tenían reservado para  la compra del coche. La extra del mes de junio, las vacaciones hacían de esta época la ideal para llevar a cabo la operación. Sin embargo, la crisis de los semiconductores y la incertidumbre económica a cuenta de la inflación y la guerra de Ucrania no están animando precisamente a la demanda. Si un burgalés acude ahora a un concesionario interesado por un coche de gama baja o media-baja tendrá muchas dificultades para estrenarlo en un plazo razonable, «pues la entrega de este tipo de vehículos está tardando entre 6 y 8 meses», según señala Carlos Arce, presidente de Aconauto, la patronal de los distribuidores de automóviles

De esta demora tiene la culpa la escasez de semiconductores. Ante esta situación, comenta el propio Arce, «la industria está apostando por fabricar turismos con más prestaciones y, por tanto, más caros, porque así sacan más margen de beneficio al empleo de estos microchips». Es consciente de que esta política empresarial acaba por discriminar a los consumidores con menos recursos económicos -sobre todo de países del sur de Europa como España Portugal o Grecia, «muchos de cuyos habitantes lo tienen cada vez más difícil para adquirir un coche que se adapte a sus economías»-.

Arce advierte de que esa imagen de campas llenas de coches en los terrenos anejos a las instalaciones de las grandes marcas «ya no se van a volver a ver», porque se trabaja «con pedidos muy concretos». «La industria ya no se arriesga a fabricar por fabricar para tener un gran stock porque no sabe cuándo va a vender», continúa. De hecho, asegura que el automóvil en poco tiempo se «va a convertir para muchos españoles en un artículo de lujo, como lo era en los años 60, y avanza que la compra ya está siendo superada por la opción del rénting, por pagar una cuota mensual por el uso de un vehículo». «Entre las empresas está muy extendido y empieza a estarlo entre los particulares», avanza.

 Además, continúa, «el mercado es muy cambiante, y más ahora en que la demanda está atenazada por la escalada inflacionista y la incertidumbre económica». Asegura que muchos burgaleses «están retrasando su decisión de compra en un momento en que su poder adquisitivo se ha reducido de golpe un 10%».

En su opinión este impasse en que se hayan los consumidores no tiene que ver con que estén esperando a ver cómo evoluciona la industria del coche eléctrico, en la confianza de que salgan modelos más baratos y con mayor autonomía. «No se trata de eso y va a ser complicado que los automóviles eléctricos bajen de precio en el corto plazo», afirma. No es pesimista, pero sí que considera que hasta el próximo invierno no se va a producir ningún cambio relevante en el mercado de su sector que anime a la demanda.