«Los burgaleses sienten la Vuelta como suya, por eso perdura»

ROBERTO MENA
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Marcos Moral afronta la que será su última Vuelta a Burgos como máximo responsable de la carrera. Se despide con orgullo por lo conseguido y con la convicción de que la ronda burgalesa queda en buenas manos

Marcos Moral, director de la Vuelta a Burgos, en plena carrera. - Foto: Alberto Rodrigo

Y a la 42ª edición descansó. Marcos Moral pondrá el punto final a su trayectoria en la Vuelta a Burgos. Todo comenzó en el verano de 1981, cuando tuvo que organizar deprisa y corriendo la carrera que suponía el regreso de la ronda después de que se celebrara en 1946 y 1947. Yconcluirá en 2022, en una competición que contará con una gran participación y muchos de los grandes nombres del pelotón internacional. Se va «orgulloso» de todo lo logrado y se queda con lo bueno, aunque también reconoce que ha habido en estos 42 años episodios duros y desagradables. Asegura que todas las ediciones han tenido algo de especial y no se queda con ninguna.Su única espina es no haber llevado a la Vuelta a Burgos al World Tour, aunque asegura que por muchos motivos la competición burgalesa es de máxima categoría y asume que en la UCI no son los argumentos deportivos los que mandan en estas decisiones.

¿Qué recuerdo tiene de aquella primera Vuelta a Burgos de 1981 a la que tuvieron que dar forma en 20 días?
Era septiembre y yo no sabía que iba a realizar del 29 de ese mes al 3 de octubre. En 20 días hicimos que regresara la Vuelta a Burgos después de que se hubiera corrido en 1946 y 1947. En Diputación no existía un departamento de deportes. Victoriano Aguirrebeña era el responsable de bienestar social y el vicepresidente de la Diputación y estaba relacionado en Miranda con varias federaciones. Coincidió en Oña con Gregorio Moreno, que a su vez practicaba el ciclismo y conocía a los corredores de la época como el burgalés Isidro Juárez, Faustino Rupérez o Eulalio García. En aquella época había pocas carreras y estos ciclistas le plantearon la posibilidad de retomar la Vuelta a Burgos y Victoriano Aguirrebeña aceptó.

Lo sorprendente es que diera tiempo a organizar la competición.
Hubo que hacer de inmediato un expediente administrativo y dar forma a lo que iba a ser la vuelta. Uno de los requisitos era tener una licencia y utilizamos la de la Peña Isidro Juárez. La parte técnica la hizo la Diputación. También echamos mano de gente como Francisco 'Chico' Pérez, que estaba muy bien relacionado en el ciclismo. Por ejemplo, el podio que utilizamos en estas primeras ediciones y que aún conservamos en los almacenes, lo hicieron los carpinteros de Oña en 24 horas. Se montaba y desmontaba todos los días. Los recorridos fueron las rutas que utilizaba Isidro Juárez para entrenar. Nos pasó la información y realizamos las 5 etapas, que era a lo que te obligaba la federación, porque solo había o pruebas de 1 día o de 5. Participaron 50 corredores y acabaron 38. 

¿Después de que hayan pasado tantos años desde aquella estresante edición del 81, con que sensación concluye su periplo en la Vuelta a Burgos?
Me voy con mucha satisfacción por ver cómo ha crecido las carrera en estos años, aunque también con una espina, que es la de ser World Tour. No obstante, yo sé que somos World Tour porque la participación que vamos a tener este año va a ser superior incluso que la de algunas grandes. También ha habido problemas y capítulos muy desagradables, pero eso lo prefiero olvidar. El orgullo con el que me voy es todo lo que hemos conseguido en estos 40 años, porque la Vuelta a Burgos puede ser la punta de lanza, pero en la misma época nacieron el Trofeo de fútbol y el Trofeo de carreras populares. El Cross de Atapuerca es al final fruto de todas esas pruebas de atletismo que se hacían en los pueblos. Esa labor de la Diputación ha ayudado a que deportes como el atletismo hayan crecido tanto en Burgos.

También los corredores y sus equipos consideran a la Vuelta a Burgos de máxima categoría y eso es más importante que las decisiones que tome la UCI.
Por organización deberíamos estar en la máxima categoría, ya que hemos sido pioneros en muchos aspectos que posteriormente se han utilizado en el resto de pruebas. Los transponder -los gps que cada corredor lleva en su bicicleta- los introdujimos nosotros, fuimos los primeros en coproducir con RTVE y otras muchos aspectos. Con el tema de los transponder les tuvimos que convencer a los corredores y a los jueces, que veían en esta tecnología un competidor.

¿Que ?significa la Vuelta a Burgos para la Diputación?
La Vuelta a Burgos siempre ha sido un medio para la Diputación y no un fin. No solo se ha vendido provincia y se ha dado visibilidad a muchas localidades, sino que gracias a la vuelta, que ahora nadie la discute, se ha comprado material que durante todo el año se cede a las pruebas deportivas pequeñas de todo tipo. Las vallas, las carpas, las megafonías… están en distintos puntos de Burgos. Hemos convertido nuestros almacenes en una empresa de servicios, la Diputación en sí se puede considerar una empresa de servicios y por eso surgen tantas pruebas. El medio que hemos utilizado para hacer todo eso ha sido la Vuelta a Burgos, luego el Cross de Atapuerca y después la Vuelta femenina. 

¿Se queda con alguna edición?
Cada una tiene su detalle. Es verdad que la Vuelta de 2020 fue extraña y muy especial. Tuvo muchas cosas buenas porque nos convertimos en foco mundial, pero también supuso mucho desgaste. Uno de los detalles que demuestran la importancia de esa vuelta es que justo antes de que se iniciara la primera etapa el director general del Tour, Christian Prudhomme, me llamó para darme ánimos. 

¿Esa de 2020 ha sido la vuelta más universal?
Se podría escribir un libro de esta edición. Creo que el sacrificio que hicimos mereció la pena y también tuvimos colaboración de todos. Los equipos vinieron sin cobrar, ya que la UCI nos eximió de ello. Pero la Diputación no se quedó el dinero, sino que se lo gastó en pagar alojamientos y traer más escuadras. La repercusión económica para la hostelería en un momento de crisis fue fundamental.

¿En estos años ha estado realmente en peligro la continuidad de la Vuelta a Burgos?
Cuando muere Tito Moreno había muchos que pensaban que la Vuelta a Burgos no seguiría. Me preguntaron si estábamos dispuestos a seguir y les dije que me dieran 24 horas. Llamé a todos los que nos ayudaban y habían hecho posible la vuelta hasta entonces. Les dije que solo no era capaz de sacarlo adelante y todos quisieron seguir. Que continuara fue una labor de todos.

Una vez que Marcos Moral y su equipo se hacen con las riendas de la Vuelta a Burgos la carrera empieza a innovar. ¿Qué les motivó para tomar esta decisión?
Había que arriesgar más. Llegar en la avenida Reyes Católicos no era lo mismo que subir al Castillo por San Francisco. Era poner la cabeza en la guillotina y si la cuerda no aguantaba ya sabes lo que ocurría. Lo que si quiero dejar claro es que todo lo que se ha conseguido no es labor de una persona, sino que empieza por un equipo de profesionales de la Diputación, al que se suma un gran número de voluntarios, como son las motos enlaces, que siempre han tenido una labor ejemplar, los jóvenes que montan las metas, que sacrifican sus vacaciones porque les gusta el deporte a lo que hay que sumar a la Guardia Civil. Lo importante es que todo el mundo ha sentido que la vuelta era suya y por eso ha continuado. Hay gente que dice que supone un dineral, pero es porque no ha hecho números. Se han hecho estudios por parte de empresas independientes que nada tienen que ver con la Diputación y que dicen que por cada euro que inviertes tiene una repercusión de 5, 6 o 7 euros. A eso hay que sumar la reinversión de este dinero, lo que convierte a la Vuelta a Burgos en un motor económico y el espectáculo deportivo.

¿Ese sentimiento de pertenencia es el secreto del éxito?
En cada edición se puede ver cómo cada uno de los pueblos por donde pasa la carrera sale a la calle para saludar a la vuelta. En muchas de las salidas está una charanga tocando y es algo que solo pasa en el Tour de Francia. La vuelta la sienten los burgaleses como suya y eso ha permitido que perdure y que siga creciendo.

¿Arriesgar y apostar fuerte forman parte de las señas de identidad de la Vuelta a Burgos?
La llegada al Picón Blanco era complicada, pero ahí estamos y hemos abierto camino para que pueda llegar la Vuelta a España. Se ha unido La Sía con Picón y allí se podrá hacer una gran etapa de montaña. Se han puesto los cimientos de muchas cosas. La Diputación y el equipo de deportes siempre ha apostado fuerte.

¿Va a disfrutar de distinta forma este última edición como director?
Será especial porque es la última. Todo tiene un principio y un fin. Este me lo he impuesto yo. Hay gente que han trabajado codo con codo conmigo y no les puedo privar de algo que les corresponde. Los alumnos han superado al profesor, por lo que para que les vas a frenar si de su mano podemos seguir creciendo. El orgullo va a ser ir en el coche con un compañero, un amigo -Miguel Ángel de los Mozos- que le va a dar continuidad a todo esto y que tendré el lujo de ir a su lado.

¿Tenía ya meditado cuándo lo iba a dejar?
Sí. Cuando inicio algo siempre busco el fin, para que durante el trayecto pueda ir salvando obstáculos. Lo tenía pensado desde hace años y me podía haber quedado en el camino, ya que somos Diputación, que cambia cada cuatro años y los políticos toman decisiones. 

Pero ahora la Vuelta nadie la discute.
La discutían dependiendo del lugar que ocuparan en cada momento. Creo que cuando hubo críticas eran más intereses políticos o personales.

¿Lo complicado es conjugar lo deportivo con lo político?
Es complicado, pero al final hay que tratar de conjugar todos los intereses. Ha habido veces que ha habido que hacer encaje de bolillos, pero eso hay que dejarlo en la parte de olvidar y nos quedamos con lo positivo.