Enresa llenará en verano los primeros contenedores de Garoña

A.C. / Garoña
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Cuatro de los cinco únicos recipientes blindados fabricados por ENSA para albergar el uranio irradiado, residuo de alta actividad radioactiva, ya se encuentran en la planta nuclear y el último llegará el lunes

Dos de los cinco primeros contenedores fabricados por ENSA están ya en el almacén de residuos de Garoña. - Foto: DB

Los cinco únicos contenedores ya fabricados y licenciados por la empresa Equipos Nucleares S.A. (Ensa) en su factoría de Santander para aislar el uranio irradiado en el reactor de Santa María de Garoña comenzarán a llenarse a principios de verano, si se cumplen las actuales previsiones que la Empresa Nacional de Residuos Radioactivos (Enresa) ha avanzado a DB. Eso significará que el Almacén Temporal Individualizado (ATI) construido en la central tobalinesa desde 2017 comenzará a cumplir su función, la de albergar los residuos de alta actividad dentro de contenedores blindados que impiden afecciones al exterior o a las personas.

El primero llegó en mayo del pasado año y aunque estaba previsto que los siguientes lo hicieran cada quince días, finalmente la llegada del segundo se demoró hasta diciembre y dos más lo han hecho el pasado enero. El último está previsto que recale en Garoña el lunes. Estos contenedores fueron encargados por Enresa en el año 2012 y su única finalidad entonces era la reducir el número de elementos combustibles que se almacenan en la piscina ubicada dentro del edificio de contención, tal y como marcaban las nuevas recomendaciones que surgieron tras el accidente nuclear de la central japonesa de Fukushima.

Sin embargo, ahora se han convertido en la avanzadilla del futuro desmantelamiento de la central, que precisará de otros 44 contenedores más del mismo modelo ENUN B-52, aunque con adaptaciones a la antigüedad de los elementos combustibles y que ya fueron adjudicados por Enresa también a ENSAen 2020 a cambio de 138,2 millones de euros. Así pues, el llenado de los primeros cinco contenedores se llevará a cabo en el denominado periodo de predesmantalmiento sin necesidad de esperar a que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) de luz verde a la autorización de transferencia de las instalaciones solicitada en mayo de 2020 por Enresa y que aún sigue sin resolverse.

Estos días, uno de los contenedores ya está dentro del edificio de contención, concretamente en la piscina anexa a la del combustible, donde durante las paradas de recarga, se depositaba el secador de vapor del reactor y el separador cuando se abría la tapa del reactor para extraer el uranio irradiado. Asimismo, en el edificio de contención se están realizando las pruebas previas de todos los equipos y sistemas que se van a utilizar durante la carga de los primeros cinco contenedores. Su llenado se realizará bajo el agua, el único modo de mantener aislada la radioactividad que aún acumulan los 2.505 elementos combustibles que se irradiaron en el reactor de Garoña durante sus cuatro décadas de funcionamiento. No obstante, con en estos primeros cinco contenedores se prevén extraer de la piscina y almacenar en el exterior unos 260 elementos combustibles.

En 2023 otros 44. La previsión de Enresa es que el llenado de cada uno de los sofisticados recipientes se extienda durante unos quince días, por lo que en dos meses y medio podrían concluirse estas primeras labores. Por su parte, la empresa Ensa se comprometió a suministrar para septiembre de 2023 el primero de los 44 contenedores restantes. Pero para que se pueda llevar a cabo el llenado de esos nuevos recipientes habrá de concluir la larga tramitación administrativa previa a la primera fase de desmantelamiento.

En mayo de 2020 Enresa solicitó al Miteco la autorización de transferencia de la planta, para que pase de Nuclenor a la sociedad pública, y de la primera de desmantelamiento, pero su larga tramitación sigue sin resolverse. El estudio de impacto ambiental de esta primera fase de desmantelamiento, con una duración estimada de 3 años, a los que se sumarán otros 7 de la segunda fase, aún sin tramitar, estuvo en información pública en la primavera de 2021 para que los interesados interpusieran alegaciones. Pero el Ministerio aún no se ha pronunciado sobre la declaración de impacto ambiental. Tampoco el Consejo de Seguridad Nuclear le ha enviado su informe sobre la primera fase del desmantelamiento que previsiblemente se demore a 2023, en el mejor de los casos.