Son una excepción pero a la Junta de Castilla y León le preocupan muy mucho aquellas empresas reincidentes en materia de siniestralidad laboral que no ponen remedio a las deficiencias en sus métodos de trabajo para rebajar la accidentalidad. De ahí que el Área de Salud Laboral de la Oficina de Trabajo de Burgos tenga ahora mismo en el radar a una decena de pequeñas compañías -de menos de 50 trabajadores, todas ellas- que presentan unos índices de peligrosidad por encima del 50% de su sector. «No son muchas, pero es verdad que tienen mucho margen de mejora y en eso tratamos de poner el acento», advierte Fernando de la Parte, director general de Trabajo del Gobierno regional.

La Junta de Castilla y León organiza campañas con estas empresas, donde los técnicos «llevan a cabo un análisis profundo de su accidentalidad durante todo el año», con el propósito de conocer si sus responsables «han investigado todos los siniestros, si saben sus causas y qué han hecho para evitarlos». Se trata de una tarea de «supervisión y tutorización» que se extienden a todos aquellos negocios que «hacen saltar las alarmas» de la Oficina de Trabajo «porque se están produciendo accidentes».

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