El 'boom' del turismo veraniego no llega a las casas rurales

H.J.
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Los establecimientos de la provincia de Burgos detectan un frenazo en las reservas, que solo alcanzan el 40% en julio o el 55%

El sector lamenta una deficiente promoción de los destinos de interior. - Foto: Alberto Rodrigo

La explosión turística que casi toda España espera para este verano no termina de llegar a las casas rurales. Cualquiera puede comprobar los precios disparados que presentan las zonas costeras y la semana pasada, en estas mismas páginas, los hoteles de la capital expresaban su buen ánimo ante un «gran verano», con llenos todos los fines de semana y buena parte de las semanas centrales del estío.

Sin embargo, el turismo rural no ofrece el mismo panorama. «Desde hace cosa de mes y medio ha habido un frenazo en las reservas», afirma Domingo Hernández, vicepresidente de Turalbur, la asociación provincial de establecimientos. «Junio ya estuvo flojo, a mediados de julio y agosto tenemos los mismos clientes de hace unos años y parecía que la cosa se animaba esta primavera, pero pegó un frenazo».

Según las estimaciones del colectivo que agrupa a más de una treintena de casas rurales burgalesas, el nivel de ocupación para el mes de julio estaría en el entorno del 40% y en agosto en el 55%. «Incluso alguno de nuestros compañeros que son nuevos en el sector nos cuentan que están asustados porque pensaban que el verano sería una buena época, pero relatan incluso que están teniendo menos visitas a las páginas web, otro de los indicadores de cómo se está moviendo todo.

Hernández explica estos tímidos porcentajes por un incremento en los gastos de las familias como el carburante o la alimentación que les han hecho pensarse los dispendios adicionales: «Nosotros lo achacamos al frenazo económico, está todo muy caro y hay familias muy apuradas, irse de vacaciones no deja de ser un producto de lujo y antes está pagar la hipoteca o los alimentos», admite este propietario de una casa rural en la localidad de Urrez.


Hernández apunta también a las diferencias fundamentales entre su oferta y la de los hoteles urbanos que sí tienen grandes perspectivas: «Quizás en verano la gente se mueve en grupos más pequeños, prácticamente en pareja o familias, mientras que nuestras casas suelen tener bastante capacidad y exige el desplazamiento de grupos más numerosos».


Además, señala la durísima competencia del «sol y playa» que, si otros veranos triunfaba, en esta ocasión parece estar causando furor ,y lamenta una «deficitaria promoción del turismo de interior» que no fomenta la ocupación de los establecimientos rurales en zonas de secano para intentar equilibrar mínimamente el atractivo de los destinos costeros.

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