Juan Carlos Pérez Manrique

Estos días azules...

Juan Carlos Pérez Manrique


Fede, fotógrafo

21/09/2022

Al estudio que los Vélez tienen en la Calle Laín Calvo he acudido por diferentes motivos en distintas ocasiones; fundamentalmente, buscando ayuda para poder acompañar con ilustraciones distintos trabajos y proyectos. Cuando entrabas, la personalidad del personaje, Fede, tan definido allí por su entusiasmo, tan generoso para atenderte en lo que necesitaras, tan dispuesto a que pudiera ser de disfrute público aquello que te pudiera proporcionar para ese fin y que tú buscabas, convertía aquellas visitas en un abrazo dentro del camino que a propósito del trabajo que fuera tú tenías que recorrer. En aquellas conversaciones vivas y de profesional honesto a mí me parece que siempre en él latía el deseo de que saliera de cualquier posible olvido esta o aquella otra foto, como si quisiera que todas se revelaran cada mañana, que revivieran siempre con la luz de las miradas.

Si te gusta el cine, podías comprobar cómo allí sentías que la ciudad se multiplicaba a la vez que te acordabas de la habitación y de los prismáticos de James Stewart, aquel periodista fotógrafo que, tras un accidente, debía permanecer reposando en un sillón desde el que, gracias a sus anteojos, iba comprendiendo y fijando la existencia y los conflictos del vecindario. El fotógrafo nunca dejaba de observar consciente de que observar es comprender y proporciona ese saber del que siempre nace sentimiento. (La ventana indiscreta, Hitchcock, 1954). 

Si te gusta el misterio, podías comprobar cómo este flotaba allí, en el aire del estudio, provocando que aquellas visitas fueran algo fascinante. En el interior, la luz que desde fuera invade, se funde con la luz de dentro para mostrarte los múltiples senderos que se bifurcan por ficheros, por álbumes, por negativos, por miles de fotos en papel, realizadas por su padre o por él a lo largo de sus vidas, o fijadas en cristal haciéndote pensar si la memoria estará siempre condenada a vivir sobre un soporte frágil. Como si estuvieras en un yacimiento, allí percibías que excavando hacia abajo o que percutiendo hacia cualquier de los lados, irías encontrando capas y restos sobre los que se ha ido levantando nuestro actual espacio durante casi los últimos cien años; los rostros que identifican nuestro tiempo.

Federico Vélez falleció en Burgos el 6 de septiembre. Paz para ti ya siempre, amigo. Su colección fotográfica hoy está en el sitio más adecuado, la mayor parte en Diario de Burgos, donde tantos años trabajaron él y su padre, y en el Archivo Municipal.