La inflación galopante en la que está inmersa la economía mundial ha dado la puntilla al ya de por sí complejo proceso de negociación colectiva. La subida desbocada del precio de la vida repercute tanto a los empresarios -costes de producción- como a los trabajadores -menor poder adquisitivo-, por lo que lograr un equilibrio a la hora de pactar salarios es un auténtico juego de malabares.

A cada mes que pasa el IPC parece subir más y más, hecho que, sin duda, condiciona -y condicionará- la negociación de cara a la recta final de 2022. En estos momentos son hasta 17 los convenios colectivos pendientes en la provincia de Burgos, un marco laboral del que penden 43.197 trabajadores. «No recuerdo nunca unas condiciones como estas», reconoce Juan Núñez, secretario provincial de CCOO, que augura un segundo semestre, especialmente a partir del otoño, «calentito». «Si la situación ahora es mala, si no se toman decisiones de calado y valientes, el invierno puede ser muy muy complicado», asegura.

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