Lo sabe cualquiera que haya intentado reservar sus vacaciones para los dos próximos meses. Se nota en los precios y en el volumen de ocupación. Los precios turísticos se han encarecido notablemente respecto a los dos años negros de la pandemia, pero al mismo tiempo las reservas van como un tiro. Y Burgos no es una excepción. Los hoteles de la capital burgalesa esperan un verano muy bueno pese a que se vivirán incrementos de sus precios de entre el 10, el 15 y hasta el 20% respecto al ejercicio pasado.

El presidente del sector de los hoteles de la Federación de Hostelería, Luis Mata, recurre a un término muy burgalés cuando habla de «un volumen de reservas majo». Explica sin dudarlo este empresario que las previsiones apuntan a un total regreso a la normalidad y que se espera «un gran año» con particular referencia a «un verano muy bueno», aunque siempre con las cautelas que pueden conllevar cambios en el panorama económico, político o meteorológico que provoquen cancelaciones de última hora. Si algo nos ha enseñado la sucesión de pandemia, crisis y guerra es que no se puede dar nada por definitivo, ni siquiera a corto plazo, pero todos los indicadores son optimistas.

El incremento en la demanda se traduce de forma inmediata en un aumento de precios. El propio Mata habla de un 17-18% de subida respecto al año anterior, un porcentaje que casi coincide por completo con la última estadística autonómica del INE, que data de abril y donde ya se apuntaba una media del 20,39% de subida interanual de los precios hoteleros en el conjunto de Castilla y León respecto al mismo periodo de 2021. En el caso de Burgos la cifra se eleva hasta el 26,27 para el mes en el que se celebró la Semana Santa.

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