Por primera vez desde antes de la pandemia, el HUBU está operando de forma simultánea en los 22 quirófanos de los que dispone para cirugías programadas; es decir, en los equipamientos instalados para operar a pacientes en lista de espera. Para las urgencias hay otros dos quirófanos en reserva, que siempre están abiertos y así ha sido durante los más de dos años de crisis sanitaria. Este ritmo quirúrgico está siendo posible en noviembre porque hay más anestesistas y se está aprovechando para cumplir el objetivo general marcado por Sacyl, que es cerrar el año con unos datos iguales (o similares) a los de diciembre de 2019. En  el HUBU eso supone pasar de los 6.542 pacientes acumulados a finales de septiembre en la lista estructural a los 4.522 con los que terminó 2019, o, lo que es lo mismo: sacar a dos mil persona de la lista en un trimestre.

Para aproximarse a lo que la Gerencia Regional de Salud (Sacyl) ha pedido, el HUBU tiene ahora a su favor que se ha resuelto la primera parte de la oposición para la especialidad de Anestesia -el proceso para conseguir una plaza fija- que ha permitido que el complejo burgalés gane unos nueve especialistas y palie el déficit que arrastraba desde 2018, cuando se fueron ocho de golpe.

Ahora bien, lo que todavía está por determinar es durante cuánto tiempo van a poder retener a estos anestesistas recién llegados, ya que es sabido en todo el hospital que buena parte han solicitado una comisión de servicio para reincorporarse al centro sanitario del que salieron para venir a Burgos pero sin perder la plaza como facultativos estatutarios en el HUBU.

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