Editorial

La ampliación de la OTAN agrieta la cohesión del Gobierno español

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El Gobierno español volvió ayer a dar muestras de su debilidad al ser incapaz de mostrar un postura común con respecto a la ampliación de la OTAN con la incorporación de Suecia y Finlandia. Mientras el PSOE votó a favor de la misma en el Congreso, los diputados de Izquierda Unida la rechazaron a excepción del ministro de Consumo, Alberto Garzón, que se abstuvo al igual que lo hicieron los representantes de Podemos. Esta disparidad de criterio va más allá de un simple desencuentro porque afecta a un asunto, el de la Defensa y el de la Política Exterior, que debería mantenerse al margen de cualquier discrepancia interna. En este caso, el voto dispar no solo afecta a la imagen de un Ejecutivo que ya se revela incapaz de mostrar unidad hasta en los temas menos conflictivos, sino que se proyecta también fuera de nuestras fronteras en vísperas de que España asuma la presidencia de la Unión Europea.

La campaña de acercamiento a la ciudadanía que ha iniciado Pedro Sánchez multiplicando sus apariciones públicas y las entrevistas en diferentes medios de comunicación, no puede contrarrestar la percepción de enfrentamiento interno que traslada su Gobierno. La desunión surge hasta en los asuntos menos trascendentes y el PSOE es incapaz de evitar la sensación de ir a remolque de lo que le imponen sus socios de Gobierno. Las disensiones, además, parecen multiplicarse a medida que se acerca el fin de la legislatura y cada partido intenta fijar posición de cara a las próximas citas electorales.

El voto contrario de ayer puede esconder, por si fuera poco, un asunto de mayor envergadura y que atañe a la posición de España en la guerra entre Rusia y Ucrania. Las diferencias acerca del papel que debe jugar nuestro país en ese conflicto se han escenificado desde el primer momento y la negociación de los presupuestos no se va a librar de esas tensiones. El anuncio de Pedro Sánchez de aumentar la inversión en Defensa, una decisión derivada de ese enfrentamiento armado, ya ha sido contestado por la vicepresidenta primera y líder del ala morada, Yolanda Díaz, quien ha remarcado que ese incremento no está contemplado en el techo de gasto que pactaron PSOE y Unidas Podemos.

Ni siquiera en un asunto de tal envergadura, y con tantas repercusiones, son capaces los dos socios de Gobierno de silenciar sus desencuentros, lo que da una idea del grado de enfrentamiento que se vive en el seno del Ejecutivo. Lo peor de todo es que se produce en un momento de significativas turbulencias en el ámbito económico y resulta especialmente pernicioso que un Gobierno dedique más tiempo a aplacar sus diferencias que a solucionar los problemas que aquejan al país.