La ruta más orgullosa

S.F.L.
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Briviesca acogió el sábado la última parada del viaje que inició J&B para ampliar la celebración del colectivo LGTBIQ+ en los pueblos. Centenares de vecinos participaron en el desfile disfrazados y al ritmo de la música de la carroza Sol

La carroza Sol recorrió el centro de la ciudad. - Foto: S.F.L.

Todo parecía tranquilo en la capital burebana a las 18 horas. Si algo destacaba en el entorno sobre otros sábados de septiembre eran los globos de colores que rodeaban el templete de la Plaza Mayor y los puestos de la Feria de San Mateo. Nada hacia pensar que en poco menos de una hora las calles del centro de la ciudad se convertirían en el escenario de una gran fiesta llena de colores reivindicativos.

La gente, como de costumbre, salió a la calle en busca de diversión. Y rato después la encontró. El reloj de la torre marcó las 19.30 y a lo lejos, un estruendo comenzó a sonar. «Oigo música, ¿qué pasará?», preguntaba un turista a sus acompañantes. Cada vez se acercaba más y más, hasta que una imponente carroza bautizada como Sol -el buque insignia de la campaña Hay ganas de orgullo de pueblo y todo un símbolo de libertad en sí misma- asomó por la calle Duque de Frías. Después de hacer su puesta de largo en el Orgullo de Madrid y pasar por otros cinco pueblos de la España rural, desplegó sus alas este sábado en Briviesca para convertirse en un gran escenario donde no faltó la música. 

Capitaneada por todos los artistas que cooperaron en la fiesta promovida por J&B y con centenares de briviescanos, vecinos de la comarca y visitantes de todas las edades disfrazados y subidos en sus propias carrozas tiradas por tractores participando en «el desfile con más orgullo» que recuerda Carmen, una ciudadana de 79 años que no quiso perderse «por nada del mundo este momento», el recorrido atravesó la plaza Mayor para poner el freno en la de Santa María. 

«Ahora sí que se lo pasa bien la gente y no cuando yo era joven», comenta con gesto de sorpresa Juan Carlos, un vecino octogenario que solo había visto algo semejante en la televisión. Apoyado en su bastón tallado en madera y en medio de la multitud, no quitó ojo al espectáculo. Sin embargo, otras mujeres de su edad se encontraban «en su salsa» y mientras bailaban a ritmo de Alaska entregaron un bandera de los colores del arco iris tejida por ellas mismas. 

El plato fuerte del evento tenía reservado el pregón que el diseñador de moda Eduardo Navarrete pronunció con la gracia y la simpatía que le caracteriza, en el que recordó que «más allá de una fiesta, estamos hablando de reivindicación y visibilidad de mi colectivo». Como colofón, el grupo OBK deleitó al público con sus éxitos.