Los deseos del jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), el general Francisco Javier Varela, son órdenes. Nunca mejor dicho. Sus planes de reorganización del Ejército de Tierra se han plasmado ya en una orden ministerial que determina con detalle la reestructuración de las diferentes divisiones y mandos. Y, tal como adelantó este periódico, la San Marcial -con cuartel general en Burgos capital- dejará de dirigir y adiestrar fuerzas pesadas para entrenar y desplegar destacamentos de acción rápida, en concreto la Brigada Almogáraves VI de Paracaidistas, el Mando de Tropas de Montaña, el Mando de Operaciones Especiales ‘Órdenes militares’ y las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (helicópteros).

En el acuartelamiento Diego Porcelos (glorieta de Logroño) «no hay preocupación» en la actualidad porque «la mayoría del personal» -entre 200 y 230 personas entre civiles y militares- se quedará en el mismo destino. Lo más probable es que cuando los cambios se materialicen «lleguen mandos con conocimientos en despliegues de acción rápida», señalan fuentes del cuartel general. 

La reorganización de la Fuerza, según la propia orden, pretende agrupar sus unidades en función del tipo de operación prioritario para el cual han de prepararse, disponiendo así de una estructura más adecuada para responder a los riesgos y amenazas que deban afrontar. Con ello se persigue facilitar la generación de las estructuras operativas que demande el Jefe de Estado Mayor de la Defensa, dirigir su preparación fundamentalmente a las misiones que se les pueda encomendar y aumentar la eficacia y la eficiencia de los recursos empleados en su preparación.

Las unidades que actualmente dependen orgánicamente de la San Marcial no están radicadas en Burgos y tampoco lo estarán las futuras. Ahora mismo, el cuartel general de la División ‘manda’, con el general Antonio Ruiz Olmos a la cabeza, sobre la Brigada Guzmán el Bueno X, ubicada en la Base de Cerro Murriano en Córdoba y en el Acuartelamiento Soyeche en Munguía; la Brigada Extremadura XI, emplazada en la localidad de Bótoa (Badajoz), y en la ciudad de San Sebastián, y la Brigada Guadarrama XII, con base en el Goloso, Madrid. Todas ellas tienen en común ser fuerzas pesadas, que desplazan tropas, carros de combate y blindados en las misiones internacionales en las que participan. Todas pasarían a la División Castillejos.

El Mando de Operaciones Especiales, con base en Alicante,  depende ahora del Mando de Fuerza Terrestre, igual que las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet) -helicópteros- con sede en Colmenar. De la División Castillejos procederían las unidades de Montaña -en Jaca y Pamplona- y la de Paracaidistas (Almogávares VI), en Paracuellos del Jarama.

Todas ellas tienen en común que son fuerzas de respuesta inicial ante una crisis, organizadas y equipadas para proporcionar capacidad de vida y combate.