Escombreras y grafitis en la urbanización fantasma de Buniel

H. JIMÉNEZ
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El vallado colocado hace dos años está roto en varios puntos y decenas de restos de pequeñas obras jalonan las calles abandonadas, mientras en los chalés a medio terminar siguen apareciendo pintadas y signos de ocupación

Por todo el sector frustrado hay multitud de vertidos procedentes de reformas. - Foto: Jesús J. Matías

La urbanización quebrada de Martinsa Fadesa en la localidad de Buniel, a solo 15 minutos en coche de la capital, es todo un símbolo de la crisis inmobiliaria de 2008 que arrasó con empresas promotoras, dejó colgados a compradores y estupefactos a los ayuntamientos que habían construido gigantes con los pies de barro. Trece años después de la paralización de las obras la zona cada día está peor, convertida en un reguero de escombros y decorada por decenas de grafitis y restos de ocupaciones puntuales.

La semana pasada este periódico publicó que Martinsa Fadesa había logrado colocar la mitad de las 16 parcelas que ofrecía en su última liquidación, que ya va por la fase 3.2 y a la que le queda un mundo por terminar. Pero en medio de un concurso de acreedores tan gigantesco la adjudicación es un grano de arena en medio del desierto.

Solo en Buniel, junto a la autovía A-62, se habían proyectado más de 1.400 viviendas distribuidas en número redondos en 340 colectivas, 260 adosadas, otras tantas pareadas, 60 agrupadas, 182 pisos, locales comerciales, una zona verde y equipamientos. Ahora el entorno ofrece un aspecto desolador, que recuerda más bien a una zona de guerra aunque allí la munición ha sido el paso del tiempo.

(Más información en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos)