Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


El mundo de Guillermo, Catalina y... Leonor

11/09/2022

Cuando dentro de unos días se celebre el solemne funeral por Isabel II, la presencia de las cabezas coronadas de Europa y de los mandatarios del mundo entero constatará que se ha extinguido una manera de entender el mundo. El futuro no es Carlos III, cuyo reinado será, lógicamente, mucho más breve que el de su madre: el nuevo monarca del Reino Unido es una figura de transición, que dará paso, esperemos que con fortuna, al mundo de su hijo, Guillermo, y su nuera Catalina. El mundo también de la princesa de Asturias, Leonor. Un mundo que está ahí, a la vuelta de la esquina, pero tan lleno de incógnitas que la idea de una continuidad normalizada resulta difícil de asumir.
Ver el álbum de fotos de lo que ha sido el reinado de Isabel II te transporta a un pasado que ya queda casi en el terreno del cine rancio. Es un pasado que ni volverá ni representa ya el presente. Nada que ver con lo que viene, y no estoy seguro de que Carlos III, que ni de lejos tiene el carisma misterioso de su madre, lo haya asumido: nada en su trayectoria de los últimos años parece indicarlo, aunque nunca se puede descartar una sorpresa.
¿Serán los años treinta de este siglo los de monarquías asentadas en Europa, los del fin de las amenazas populistas, los del entendimiento entre un Oriente que despega y un Occidente que recula? La prospectiva no da para tanto: ahí tenemos a la monárquica y socialdemócrata Suecia, al borde de caer en brazos de la derecha dura en las elecciones de hoy. O lo que puede ocurrir en Italia. O miremos a la Francia de Macron, creando un Consejo para la Refundación de la política. 
Contemplo a la tradición británica sacar a pasear sus uniformes y rollsroyces y pienso en Guillermo y Catalina. O en Victoria de Suecia. Y también, cómo no, en nuestra Leonor. Ella es la más joven de los herederos citados, pero tendrá que compartir la misma era, hoy de perspectivas tan inciertas. La tormenta perfecta que se abate sobre el mundo, amenazado por el populismo contra las migraciones, por la hegemonía económica china y por el belicismo ruso, hace necesarios métodos nuevos, soluciones radicalmente distintas, planteamientos valientes que busquen consolidar un porvenir más democrático y seguro para nuestros hijos y nietos, esos que tienen la edad de Guillermo y Catalina o de Leonor de Borbón.
No digo que las monarquías no sirvan para transitar por esta nueva era. Lo que digo es que hemos de acostumbrarnos a la evidencia que podría tener como más reciente escenario el hecho de que un pedazo del mundo tan significativo como el Reino Unido haya mudado en la misma semana a su jefa del Estado y a su peculiar primer ministro, tratando, al tiempo, de mantener sus tradiciones. Veo las ceremonias en Buckingham Palace y me convenzo aún más de que el siglo XXI comienza ahora.