La fiesta en dos bocados

B.D.
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La feria de tapas vuelve a ser el avituallamiento principal en las jornadas de Sampedros. Los paseos de la Sierra de Atapuerca y del Espolón acogen 16 casetas

Ángel Luis Alfageme (Flor de Escocia) y Pablo González (Salento). - Foto: Valdivielso y Alberto Rodrigo

Uno, Ángel Luis Alfagame, 'Alfa', se estrena. El otro, Pablo González, presume de callo y vuelve a la cita sin haber fallado ni una sola vez de las 15 ediciones en las que las fiestas de San Pedro han tenido feria de tapas. Sabia nueva y veteranía, novedad y permanencia pero un idéntico objetivo común: llenar de vida las calles de la ciudad.

Porque el tapeo, una de las señas de identidad de Burgos durante los fines de semana, se ha convertido también en una tradición de los Sampedros. Tras dos años en 'blanco' por culpa de la pandemia y tras superar numerosos avatares administrativos y políticos, la feria de tapas regresa este 2022 al centro histórico para que los ciudadanos puedan gozar como nunca, reponer fuerzas y preparar el espíritu lúdico y bullanguero. «Lo que nos ha enseñado la pandemia es que la calle es un lugar para disfrutar, no solo para caminar». Una idea que señala 'Alfa' pero que también comparte Pablo, quien agrega que la feria de tapas aporta en estas fechas «una viveza a la ciudad». 

Durante diez días, los paseos de la Sierra de Atapuerca y del Espolón, donde los hosteleros han instalado 16 casetas, se convierten en una fiesta de sabores y texturas gracias a su oferta gastronómica, en la que cada establecimiento participante intenta expresar su creatividad e imaginación para elaborar tapas diferentes y originales, utilizando para su composición preferentemente productos autóctonos de la provincia. Así, los amantes de la gastronomía local tienen la oportunidad de degustar de una amplia variedad de estos pequeños bocados acompañados de unos vinos o cervezas. Una fórmula que ambos hosteleros consideran que no está agotada aunque admiten que la idea ha evolucionado poco en estos años, por lo que quizá podría repensarse -apuntan- saliendo fuera para aprender de los aciertos y los errores de los demás.

«La feria funciona; otra cosa es que estemos cansados de ella pero compensar, compensa. El que diga lo contrario, miente», declara el propietario del 'Salento'. A la rentabilidad, su colega de oficio, 'Alfa', suma las ganas y el deseo de pasarlo bien, sin miedo al esfuerzo y a las muchas horas que exigirá estar dentro de la barra del 'Flor de Escocia'. «Nuestro local se basa, siempre que se puede, en el buen rollo. Nunca vamos a ser una estrella Michelin, ni el mejor sitio de cócteles o la mejor cervecería. El objetivo es ser bueno en todo». Una máxima que este empresario zamorano lleva con muchísimo humor y que aplica siempre que puede: «La vida no es el trabajo; el trabajo es parte de la vida».

Un trabajo con el que estos días sudan la gota gorda, pese a estar respaldados por equipos que superan la docena de personas. «Una vez que empiezan las fiestas, a currar a saco». Pura resignación.