La factura energética pone contra las cuerdas a los gimnasios

D. ALMENDRES
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Los precios de la luz y del gas obligan a los negocios del sector a buscar soluciones para sobrevivir. La llegada del frío disparará las facturas, sobre todo en los centros deportivos que ofrezcan el servicio de piscina climatizada

La factura energética pone contra las cuerdas a los gimnasios - Foto: Jesús J. Matías

Fue uno de los sectores más castigados en los planes de desescalada de la pandemia y, sin tiempo para recuperarse de ese duro golpe, la crisis energética actual supone un nuevo desafío para los centros deportivos privados.

Está en juego la supervivencia de los pequeños y medianos proyectos, obligados a hacer malabares para sortear el impacto negativo de los altos precios de la luz y del gas. «La energía es, en este momento, el principal problema del sector», señala Alberto del Val, propietario del Gimnasio Grandmontagne y presidente de la Asociación de Gimnasios de Burgos.

Basta recordar el controvertido caso protagonizado la pasada primavera por Supera. Entonces, la concesionaria de las instalaciones municipales delCentro Deportivo José Luis Talamillo redujo un 20% sus servicios debido a esta circunstancia. Aunque el Ayuntamiento de Burgos intervino en esta cuestión concreta, el escenario no ha mejorado con el paso de los meses y llegan semanas muy delicadas para las empresas.

El sentir es generalizado, tal y como señala el gerente de Volcano, Carlos Tornadijo. «A los pequeños negocios nos abrasan. Que estemos abiertos es un milagro», indica.

Con las facturas disparadas, la perspectiva es muy delicada con la llegada del invierno. Solo desde septiembre los gastos se incrementaron un 60% y se duplicarán a partir de este mes de diciembre. «Y eso que hemos disfrutado de un periodo en el que no hemos tenido que poner la luz. Ahora hay que encenderla a partir de las 18,00 horas y utilizar la calefacción. Todo esto es incompatible con la vida y si tuviéramos piscina nos llevaría a la ruina», lamenta Tornadijo.

Para colmo, el margen de maniobra es mínimo y repercutir estas subidas de forma directa al usuario «no tendría sentido». «Si subimos las cuotas sería inasumible y estaríamos muertos. No podemos hacerlo porque los clientes no lo merecen», explica. Sin embargo, cada centro busca soluciones para minimizar el impacto.

(La información completa en la edición impresa de hoy de Diario de Burgos)