Los usuarios y profesionales del centro de salud Federico García Lorca tienen una paciencia infinita. Llevan más de una década demando un nuevo espacio a la Junta de Castilla y León y cuando ya consiguen que se inicie la construcción junto al Silo de Capiscol la adjudicataria decide parar la obra. Dos años después no se ha retomado la edificación y lo peor de todo es que no hay fecha a la que agarrarse y mientras tanto se han instalado cuatro barracones en la parte trasera para paliar la falta de consultas pero la situación no puede mantenerse por más tiempo.

Aunque las casetas están perfectamente equipadas y tienen climatización, los pacientes y sanitarios consideran que carecen de privacidad al estar a pie de calle y oírse las conversaciones. Además, hay que esperar en el exterior con unas temperaturas gélidas y a merced de la lluvia. Para más inri el edificio situado sobre los bajos que ocupa el centro de salud está en obras y se ha colocado un aparatoso andamiaje que se debe sortear para acceder a las casetas. Hasta que finalicen las obras del nuevo centro y entre en servicio pueden pasar más de dos años y la preocupación va en aumento. «No hay confidencialidad. Te están mirando el médico y cualquiera abre la puerta de la caseta», aseguraron Dolores y Marcos, un matrimonio que ayer acudía a un cita presencial, aunque también dejaban claro que no quieren desplazarse a otro centro.

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