Esperan una uva de gran calidad por las altas temperaturas

ARSENIO BESGA
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Término de Miranda cree que un verano cálido y seco, como el que se prevé, ayuda a la producción de las bodegas en la ciudad

La bodega mirandesa tiene demanda de su zurracapote durante todo el año. - Foto: Término de Miranda

Aunque las temperaturas a orillas del Ebro últimamente han dado giros muy drásticos, la Agencia Estatal de Meteorología prevé que en todo el país el verano sea más seco y cálido de lo habitual. Se trata de un efecto directo del cambio climático, sin embargo, un sector se puede ver muy beneficiado con esa variación: el vitivinícola. Según reconocen en la bodega Término de Miranda, el calor «ayuda a que madure la uva». «Para nosotros, una vez que han pasado las tormentas, aunque todavía pueda caer, no ha habido heladas, se está generando bien, empieza ya a granar... Cuanto más sol tenga, más calidad tiene la uva», valoran.

Por ejemplo, explican que «en esta zona, si se hacía chacolí era porque no se podía hacer vino». Pese a ello, con el paso de los años han «conseguido bastante grado como para producir un vino considerable». En resumidas cuentas, para Javier López, socio de la bodega, «el sol puede perjudicar a ciertas cosas, pero a nosotros nos ha beneficiado». Eso sí, aclara que, aun con el aumento de la calidad de la uva como consecuencia de los cambios climatológicos, su sello seguirá afincado bajo la denominación de «chacolí».

«Nosotros vamos a intentar hacer vino, aunque lo nuestro más que chacolí ya es vino», remarca el productor mirandés. Asimismo, explica que su caldo ya «no tiene los 9 o 10 grados que tenía antiguamente, ni la acidez». Sin embargo, prefieren continuar llamándolo de la misma forma porque desean «recuperar la zona» y, básicamente, «la esencia de aquí, de Miranda».

Por tanto, se trata de una cuestión terminológica, aunque por sabor, densidad y matices su producto«es un vino fresco y agradable, como cualquier otro». «En eso queremos hacer mucho hincapié», subraya, antes de añadir que el chacolí «se relaciona normalmente con un vino que no llega, pero para nada es así en nuestro caso».

Al margen de ello, esta bodega mirandesa posee un amplio abanico de caldos para catar. Sobre esto, el propio López apunta que «vamos a seguir manteniendo la esencia del chacolí, pero sí podemos hacer más verdejo». A fin de cuentas, la decisión final que se tome en otoño dependerá «del consumo» y «en función de si sube se hará una cosa u otra». No obstante, en Término de Miranda ya aclaran que, como mínimo, mantendrán «la misma cantidad» de botellas en sus diferentes licores.

Una variedad podría salirse de la regla y necesitar una producción mayor. «El zurracapote lo hacemos con tinto que nos llega, pero nos lo piden durante todo el año», asegura López. Por ese motivo, cree que, tal vez, deban «hacer aún más». De forma similar, el mercado está acogiendo bien el vermú y «parece que quiere entrar». Asimismo, sobre el brut en Término de Miranda comentan que «progresivamente» podrían cambiar su nivel de oferta, que ahora llega a unas 900 botellas cada ejercicio.