La fuerte crecida del río Oroncillo a su paso por Pancorbo en 2015 dejó unas notables secuelas en el puente que une la Nacional I y la calle Antecuvía, así como, en la estructura interna que sostenía la carretera. Tanto fue así, que el asfalto estuvo cerca de hundirse y, ante esto, se tomaron ciertas medidas preventivas para aguantar el peso. No obstante, se trataban de acciones de carácter provisional, que debían culminar con la creación de un muro que aguantara la carga que genera el piso. El Ministerio de Transportes diseñó su modelo a finales de 2021 y ahora, siete años después de las inundaciones, se ha terminado dando por válido en la evaluación de impacto ambiental.

Pese a que el proyecto ha avanzado un paso más, todavía no se ha hecho pública una fecha concreta en la que comenzarán las obras. Igualmente, tampoco se ha terminado de aclarar la inversión definitiva que el Gobierno de España derivará para esta acción. Las previsiones más optimistas apuntan a que podría darse comienzo a los trabajos sobre el terreno durante la segunda mitad del presente ejercicio, 2022. En lo relativo al presupuesto que se destinará a la remodelación, la cifra transmitida hace años rondaba los 200.000 euros. Hoy, dada la inflación existente, no se tiene claro si dicha cuantía servirá para cubrir todos los costes.

La acción necesaria para acomodar la Nacional I y arreglar el puente de Pancorbo no es baladí. En la actualidad, la zona del río más cercana al arcén, cuenta con una pantalla de micropilotes que sirven de sujeción provisional. A la hora de ejecutar el proyecto, se estabilizará el muro dañado con una serie añadida de pilotes para, más tarde, derribar el maltrecho puente y la pared de mampostería. Como paso previo a la creación de una nueva pasarela, se rellenarán con hormigón los huecos restantes. Con todo, la calle Antecuvía volverá a unirse con la carretera y, sobre todo, se garantizará la seguridad de ese tramo de la Nacional I.