Está a punto de cumplir treinta años de residencia en España, pero Duncan Holt sigue manteniendo un inconfundible acento anglosajón y hasta admite que necesita unas clases de español para perfeccionar su léxico. El motivo de que siga sonando tan inglés después de tres décadas y de convivir durante todo este tiempo con una burgalesa de buen castellano, Mila García Castilla, es que su principal actividad ha sido la de impartir cursos y programas de inmersión en inglés. Desde hace veinte años, el escenario donde lo hace es la idílica Merindad de Valdeporres y para más señas la antigua casa del secretario municipal, que adquirió con Mila en Pedrosa de Valdeporres en 1999.

Se conocieron cuando ella viajó a estudiar su Erasmus de Económicas a la Universidad de Hull. Duncan recuerda incluso el lugar, el bar Chico Méndez, perteneciente a un sindicato universitario. Aquello sucedió en 1992 y en el 93, el joven Duncan ya estaba impartiendo clases en Burgos, donde desarrolló su actividad para multitud de empresas y profesionales. Llegó a crear su propio método de enseñanza, basado en enfatizar en la corrección de lo que hacemos mal para dejar atrás los malos hábitos. "Muchos fallos, el 90%, se repiten una y otra vez", asegura.

Para aprender él mismo castellano creó el llamado Libro de los Amigos, donde apuntaba lo que le iban corrigiendo y que ahora crean sus alumnos. Cuando por una casualidad dio con la casona construida en 1912 y decidió arrancarle su oxidado cartel de venta definitivamente, en Burgos nadie creía en su proyecto de impartir clases de inglés en un pequeño pueblo, algo pionero por entonces. Duncan observaba entonces una visión "muy negativa del mundo rural", pero él se siente un afortunado por vivir en Valdeporres, su paraíso.

20 años enseñando ‘english’ en el pueblo - Foto: A.C.

Solo echa de menos la fibra para mejorar las clases on line que comenzó a impartir gracias a la pandemia y sirven a muchos de sus alumnos de inmersión para limar fallos y perfeccionar lo aprendido pasados unos meses. Actores como Javier Cámara y periodistas como la locutora de RNE, Pepa Bueno, han pasado por el hotel La Engaña para aprender inglés con el método de Optima Communication.

El secreto del método creado por Duncan Holt se basa, entre otras muchas cosas, en la adaptación personalizada de las clases a las necesidades de sus alumnos, que le buscan para preparar entrevistas de trabajo, desenvolverse en su empresa o para preparar exámenes u oposiciones, entre muchas otras cosas. Cuando DB visitó su casa la pasada semana acababa de irse una doctora de Barcelona, que se había estado preparando para impartir conferencias internacionales sobre su especialidad.

Sus programas van desde fines de semana y puentes hasta seis u ocho días de inmersión, en los que solo se va a escuchar inglés y, además, de diferentes profesores nativos, para conocer varios acentos. Clases, rutas de senderismo guiadas por el propio Duncan, charlas en comidas y cenas, juegos didácticos para despedir el día, barbacoas en verano... todo en inglés. Solo el boca a boca sin apenas publicidad ha sido suficiente para alcanzar el éxito y lograr que después de dos décadas, Duncan Holt diga que está "muy agradecido por vivir mi vida ayudando a la gente". "Me gusta lo que hago", añade. A su lado, Mila hace la vida de los alumnos cómoda y agradable, al ocuparse de toda la logística y de una comida de calidad, porque Holt sostiene que cuanto más relajados y contentos estén, mejor será su rendimiento y aprendizaje.

La prioridad en el hotel rural La Engaña son los alumnos de inglés, aunque si no está desarrollando programas de inmersión también admite turistas. No obstante, muchos de los que la visitan como alumnos, en su mayoría de Madrid, Barcelona y el País Vasco, luego vuelven a conocer Merindades como turistas, con lo que esta firma contribuye a la promoción de la comarca. Por las clases de Optima Communication han pasado más de dos mil alumnos y quizás algunos en Valdeporres aún no sepan a que se dedica el inglés porque apenas frecuenta bares u otros lugares de reunión y en su tiempo libre se pierde en la naturaleza o viajando.

Dos años y un día. Atrás quedan los dos años con un solo día de descanso que Duncan y Mila pasaron reformando su casa. Amigos, familiares o vecinos, como Ovidio, y algunos profesionales les prestaron su ayuda, pero el esfuerzo fue ímprobo. En 2001 arrancó su proyecto con una restauración que alcanzó para habilitar seis dormitorios para clientes y uno para la pareja, las zonas comunes de la planta baja y la cocina. Hasta 2008 no llegó la segunda fase, con la que se construyeron su apartamento y tres dormitorios más. En total, el hotel ofrece seis dobles y cuatro individuales con baño, con el encanto de una casa que combina el mobiliario de principios de siglo que dejaron allí los dueños, incluida la antigua máquina de cine del casino, con una estética más moderna. Hasta 2011 no reformaron el tejado al completo y crearon el ático, un gran espacio para impartir cursos.