Sálvese quien pueda

Pilar Cernuda
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El presidente podría tener lista una inminente remodelación del Gobierno con la salida de Maroto y Darias, a las que se sumaría Llop, convertida en chivo expiatorio de la Ley del 'solo sí es sí'

La ministra de Justicia, Pilar Llop, se ha convertido en chivo expiatorio de la Ley del ‘solo sí es sí’ - Foto: Álex Zea

Todo parece estar preparado, excepto la confirmación. En el PSOE, y en los despachos en los que trabajan funcionarios de la Moncloa y conocen bien el funcionamiento interno de la Presidencia del Gobierno, todo estaría listo para la inminente remodelación del Ejecutivo. Solo falta que el presidente confirme que efectivamente va a hacer las modificaciones oportunas para responder a los cambios que provocan las salidas de las ministras Carolina Darias (Sanidad) y Reyes Maroto (Industria) para presentarse a las elecciones municipales en Las Palmas y Madrid. Faltaría también que Pedro Sánchez decidiera si la crisis se queda en un simple cambio de dos caras para asumir las carteras vacantes o si se plantea una crisis más profunda. 

Durante los últimos días, varios medios han dado por hecho que saldría del Ejecutivo la ministra de Justicia, Pilar Llop, a la que el presidente convertiría en chivo expiatorio de los graves errores presidenciales cuando avaló la Ley del solo sí es sí promovida por el ala podemita del Gabinete, encabezada por Irene Montero. De ser así, y valga la redundancia, se cometería una grave injusticia con la ministra de Justicia: Llop no pertenecía al Gobierno cuando el Consejo de Ministros aprobó esa norma y no es diputada, así que tampoco pudo votarla en su tramitación en el Congreso. 

En una rueda de prensa celebrada la madrugada del viernes en Bruselas, tras finalizar la reunión del Consejo Europeo, Sánchez dijo que no tenía ninguna intención de romper la coalición del Gobierno progresista, como le gusta decir recalcando el calificativo «progresista». Expresó su confianza en todos los miembros del Ejecutivo, en todos, lo que incluye a Montoro y también a Llop, pero en el ministerio de Justicia huelen a cambio. Por el necesario y ya mencionado chivo expiatorio al que suelen recurrir quienes cometen un error descomunal. En este caso, el líder socialista, al avalar una ley sobre cuyas consecuencias habían alertado todas las instancias judiciales y que efectivamente han sido muy serias y han provocado una grave alarma social. 

Sánchez reconoce que este hecho le está colocando en una situación imposible a las puertas de unas elecciones que serán fundamentales para marcar el camino de las generales, en las que él se juega su futuro político y su permanencia al frente del Ejecutivo. Es tan inquietante el porvenir de los sanchistas que se están produciendo movimientos habituales en las situaciones límite: el sálvese quien pueda. 

Por su parte, la ministra de Igualdad y sus compañeras moradas reiteran que no tienen la menor intención de marcharse y presumen, además, de que Sánchez no puede echarlas, lo que no es exactamente cierto, claro que puede hacerlo. Lo saben y, de momento, han cedido en una ley en la que presumían que no cederían, la de protección animal. Ahora, todos los ojos están puestos en ellas para ver qué pasa con la Ley del solo sí es sí y podrían revisar su posición de intransigencia para no provocar males mayores. Males para ellas mismas, que se juegan la supervivencia como miembros del Gabinete, que es lo que les importa. 

Negociaciones

El presidente ha retirado a Pilar Llop de las negociaciones con Irene Montero y ha encargado a Félix Bolaños y María Jesús Montero que traten de hacer entrar en razón a las políticas de Unidas Podemos. 

Pretende Sánchez también neutralizar las conversaciones que mantiene el portavoz Pablo Echenique con los portavoces de Bildu y de ERC para intentar convencerlos de que no apoyen la enmienda del PSOE a la Ley del solo sí es sí con la que buscan enmendar los errores del documento inicial. Con ese texto, el aprobado, se han rebajado las penas a más de 500 delincuentes sexuales de momento y, según diferentes instancias judiciales, va a favorecer a más de 4.000. Incluso, si se aprueba la enmienda socialista, esos 4.000 que actualmente cumplen sus condenas verán rebajadas sus penas, porque la nueva legislación no tendría carácter retroactivo y se les aplicaría la norma vigente, la propulsada por Montero y por el presidente de Gobierno. 

Una situación que probablemente no quite el sueño a un Pedro Sánchez que presume de que nada lo hace, pero sí desvela a infinidad de cargos socialistas, que sufrirán en sus candidaturas el rechazo creciente hacia la política del presidente.

Porque el problema no es solo la ley de Montero, aunque ha sido un punto de inflexión, a peor, en el ya escaso crédito del líder de Ejecutivo. El problema es también que se avecinan momentos complicados desde el punto de vista económico. Las palabras de la ministra Nadia Calviño presumiendo de que su cesta de la compra no es más cara que hace unos meses, aconsejando acudir a las muchas ofertas que hay en el mercado, han sido recibidas con indignación. Las familias españolas conocen muy bien cómo va la cesta de la compra y que pretenda darles lecciones nada menos que la vicepresidenta económica es un grave error de Calviño. Que, además, después de sacar pecho por su eficacia, se enfrenta ahora con que la UE no solo reitera su falta de confianza en cómo controla y gestiona España esos fondos, sino que va a enviar a un grupo de expertos que llegarán los próximos días para comprobar in situ si los controles se hacen con el rigor necesario. La actitud de sálvese quien pueda afecta a personas relevantes del PSOE que temen dejar de serlo. Algunos miembros de Podemos ven como un drama que no se renueve la coalición, porque perderían un estatus económico. 

También en Ciudadanos, la situación es dramática, la desaparición es un hecho que parece irreversible, aunque en ese partido gran parte de sus dirigentes -los que todavía no se han ido- son profesionales que pueden volver a ejercer sus carreras. Algo similar ocurre con los miembros de Vox, pero la formación de Abascal no se encuentra en situación crítica como otros grupos, sino que sobrevive y sobrevive bien. 

Implacable Feijóo

Hoy por hoy, solo el PP se encuentra en la situación contraria, como responder ante el número considerable de personas de otras formaciones que llaman a sus puertas. 

Alberto Núñez Feijóo dijo días atrás que solo se presentaría una vez a las elecciones generales, lo que significa que si no logra la Presidencia del Gobierno en las de este año abandonará la política. Declaraciones que no han tenido excesivo eco porque infinidad de españoles dan por hecho que alcanzará La Moncloa. Sin embargo, una cosa es ganar en las urnas, que efectivamente lo tiene en su mano, y otra distinta que logre los apoyos necesarios para ser investido, lo que está por ver porque necesitaría la mayoría absoluta, cosa improbable con tantos partidos, o sumar suficiente con Vox, lo que quiere evitar el popular.

Lo que sí ha conseguido es unir al partido, prácticamente roto tras el paso de Pablo Casado y, antes, con las relaciones congeladas entre Mariano Rajoy y José María Aznar. 

El gallego ha pedido sentido de responsabilidad a los candidatos, que se esfuercen en medir sus palabras y sus actos para no perjudicar al partido. Aseguró que sería implacable no solo con los corruptos sino con los que no defendieran los principios del PP. Entre ellos, el respeto a la dignidad de las personas, militen donde militen y tengan la actividad que tengan. La prueba la ha dado esta misma semana, cuando ha actuado con la máxima dureza contra el alcalde manchego que pronunció palabras groseras e intolerables contra Montero.