El torreón Casa de los Moros, en Adrada de Haza, constituyó un punto estratégico en el control y vigilancia del valle del Riaza en la transición entre el mundo antiguo y la Edad Media. De hecho, esta atalaya, instalada en la muralla del primitivo castro celtibérico del municipio ribereño, estaba "perfectamente preparada para resistir un asedio prolongado". Así lo defiende el arqueólogo Ángel Palomino, director de Patrimonio Inteligente, la empresa encargada de muestrear el potencial arqueológico del lugar. 

Una hipótesis que argumenta en base a distintos factores. En primer lugar, subraya el grosor de los muros del torreón, de más de cuatro metros de anchura. En segundo lugar, destaca la existencia de un aljibe en la planta de abajo, lo que garantizaba el abastecimiento permanente de agua. Además, en las excavaciones que han llevado a cabo este verano, promovidas por el Ayuntamiento de Adrada dentro de las subvenciones de la Diputación de Burgos, ha aparecido una canaleta de desagüe de ese aljibe. 

A ello se suma que el torreón se construyó en una zona destacada del páramo con conexión de visibilidad directa tanto con Roa de Duero como con Moradillo, la torre de Fuentenebro o Haza.

Para Palomino, se trata de una construcción "muy relevante" con una técnica constructiva ligeramente diferente a las torres alto-medievales del territorio, lo que lleva a los expertos a pensar en un origen anterior, bien de la época tardo-romana o, incluso, visigoda. Aunque en la actualidad, el torreón se halla "muy expoliado" y sin la planta superior, la torre "es impresionante".

El arqueólogo cree que la construcción se dejó de utilizar en plena Edad Media, a finales del siglo XI o principios del XII. Ahora tratan de recuperarlo a nivel estructural y, sobre todo, para la memoria de los vecinos.