Las enfermeras exigen su derecho a una jubilación anticipada voluntaria y van a reclamarlo con acciones informativas y reivindicativas que el presidente del Sindicato de Enfermería (Satse), Manuel Cascos, trasladó ayer en Burgos. 
Defendió que esta exigencia es una deuda contraída por la Administración Pública por las "duras condiciones" de trabajo de estas profesionales, que en la provincia burgalesa ascienden a 1.500, equiparables a las de otros oficios que sí lo tienen reconocido como bomberos, policías nacionales y locales, mineros, trabajadores del mar, profesionales taurinos y ferroviarios. 

Los riesgos a los que se someten las enfermeras y que Cascos cree que justifican esta reivindicación son de diversa índole: biológico (contagio de VIH, hepatitis, tuberculosis...), químico (contacto con gases anestésicos), físicos (ruido, ventilación y calefacción precarias), psicosociales (estrés, síndrome del quemado, sobrecarga laboral, nocturnidad, relación constante con el dolor y la muerte), ergonómicos (cargas físicas, excesivo tiempo de pie, cortes...). 

Añade otras razones como la necesidad de rejuvenecer la plantilla y la puesta en valor de esta profesión ejercida principalmente por mujeres, "si fueran hombres ya lo tendrían reconocido". 

Satse inicia una campaña para reclamar este derecho con reparto de cartelería y dípticos en todos los centros de salud, encuesta entre los afiliados, recogida de firmas en Change.org abierta a la ciudadanía, jornadas informativas y de debate y la mediación del presidente del Gobierno y los ministerios de Trabajo, Función Pública y Sanidad.