El Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla y León ha condenado al Sacyl a abonar una indemnización de 52.000 euros a los familiares de una mujer de 78 años de edad a la que en el HUBU no se le practicaron las pruebas pertinentes para detectarle un infarto, una cardiopatía por la que moriría dos semanas después de su primer ingreso en el hospital. La sentencia de la Sala de lo Contencioso de Valladolid estima que «la falta de un diagnóstico correcto privó a la paciente de recibir un tratamiento que hubiera evitado o demorado su fallecimiento».

A finales de octubre de 2015 la mujer fue atendida en su centro de salud con síntomas de astenia, no tenía apetito y presentaba dolor y quemazón gastro esofágico, que fue considerado de dispepsia (indigestión). El día 11 de diciembre de ese mismo año acudió a Urgencias del HUBU con una sintomatología que no hacía sospechar una patología cardíaca, «pero es muy probable que ese día sufriese un infarto agudo». No presentaba dolor torácico típico, sí dolor abdominal, vómitos y malestar general.

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