Llamar para reservar una mesa en un restaurante de la capital, principalmente en el centro, se ha convertido en algunos casos en una odisea. Sobre todo si la demanda es a partir de la noche del viernes, aunque también se dan ejemplos en los que esta dificultad se traslada a los días de diario. Sin ir más lejos, el pasado martes el movimiento en la hostelería fue mayor que el de una jornada habitual, principalmente por el hecho de que terminaba el plazo para canjear los bonos al consumo, tal y como reconoce el presidente de la patronal burgalesa, Fernando de la Varga.

Entre las particularidades que se están dando este año, después de un buen verano y el fin de las restricciones de aforo el pasado septiembre, De la Varga destaca que ha aumentado el número de celebraciones pero de grupos más reducidos en las dos últimas semanas que pueden aprovechar los días laborables para evitar precisamente el ajetreo de los fines de semana. «El sector está sabiendo responder», remarca, no sin antes puntualizar que a la hora de realizar valoraciones o previsiones hay que tener en cuenta las características de cada establecimiento.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)