La RAE las coge al vuelo

ALMUDENA SANZ
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El Club de Jóvenes Pajareros de Burgos presume de ser uno de los impulsores, si no el primero, de que el diccionario sume la afición a observar aves como nueva acepción del verbo 'pajarear'

Las salidas al campo para la observación de pájaros son la principal actividad de esta asociación burgalesa, ahora de capa caída, dirigida a gente de 8 a 18 años.

Esta es la historia de un deseo, de una lucha, de un esfuerzo colectivo, de un reconocimiento, de un aleluya tras llegar a la meta y, también, de un sacar pecho. El Club de Jóvenes Pajareros de Burgos se felicitaba el pasado mes de diciembre tras apreciar que en la última actualización de su diccionario, la Real Academia Española (RAE) incluía una nueva acepción en las palabras 'pajarear' y 'pajarero'. Pajarear: 2. Observar pájaros en su ambiente natural, como afición. Pajarero: 2. Dicho de una persona: Aficionada a los pájaros, especialmente a su observación en su ambiente natural. Se congratulaban desde esta asociación, dedicada a este menester desde 2012 y formada por chavales de 8 a 18 años, porque en cuanto la entidad que limpia, fija y da esplendor solicitó participación a la ciudadanía para dar un meneo a este volumen supo que había llegado su momento. 

La definición clásica de pajarero era la de Persona que se dedica a la caza, cría o venta de pájaros. Había otras, pero ninguna se refería a quien observaba a los pájaros por afición. Y es que ha sido en los últimos tiempos, por influencia de Estados Unidos, cuando proliferaron los grupos que orquestaban salidas al campo con este fin, y con la actividad se exportó el término, ya que en inglés sí existía el verbo pajarear (birding) y pajarero (birder) en ese sentido. Surgieron las Lechuzas Pajareras, mujeres que se rebelan a nivel estatal ante la tradición masculina en esta dedicación, o el Club de Jóvenes Pajareros de Burgos, único de sus características en España. 

Y en cuanto la RAE abrió sus ventanas para que entrara aire fresco... El colectivo burgalés, comandado por Miguel Ángel Pinto, envió su aportación, con todo tipo de explicaciones. Su presencia en otras lenguas, la popularización del término entre la gente, el uso en países latinoamericanos, el crecimiento de la comunidad que sale al campo con sus prismáticos... 

El lunes 14 de septiembre de 2015 a las 23.08 llegó al buzón el acuse del recibo desde la Unidad Interactiva del DRAE: La propuesta o sugerencia que nos envía referente a una voz o acepción del Diccionario de la lengua española será estudiada y valorada para su posible inclusión en la vigésimo cuarta edición. Ahí quedó, sepultado entre tantos y tantos correos. Hasta que el pasado diciembre, con la publicación de las más de 3.000 novedades del Diccionario, volvió a la memoria de Pinto. Albricias. 

Admite que, «afortunadamente», no son los únicos artífices, pero sí presumen de encontrarse entre ellos, si no de ser los primeros, porque, sin querer entrar en polémicas, la que más ruido está haciendo, la Sociedad Española de Ornitología SEO/Birdlife, habla de que aprobó esta propuesta en su asamblea del 25 de junio de 2016. Casi un año después que los Jóvenes Pajareros. «Esto es un claro ejemplo de convergencia adaptativa o evolutiva. La observación de aves está tomando su lugar en la sociedad. Los académicos admiten de manera fundamentada que existe una actividad que es ir al campo a ver bichos y tiene un nombre». Ese nombre es pajarear y esos observadores son pajareros. Lo bendice la RAE. 

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