¿Dónde estabas tú en el 69?

Ángelica González
-

Un grupo de mayores recuerda la emoción generalizada que se vivió, también en Burgos, en el momento en que Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano en pisar la luna

¿Dónde estabas tú en el 69? - Foto: Jesús J. Matías

En el Teatro Avenida, Irene Gutiérrez Caba interpretaba La hora de la fantasía, obra por la que había recibido el Premio Nacional de Teatro, con Francisco Piquer y  Paco Morán; en el cine Calatravas, echaban El robo al banco de Inglaterra, protagonizada por Peter O’Toole, y en el Coliseo había doble sesión con El regreso de los 7 magníficos, de Yul Brynner, y Apartamento para tres, con Cary Grant. Magefesa buscaba un empleado para su delegación en Burgos; Seguros La Provincia quería una secretaria con experiencia en mecanografía y contabilidad, e Hispanagar también pretendía ampliar su plantilla con obreros que supieran leer y escribir, que hubieran hecho la mili y que no tuvieran más de 35 años. La reina de las fiestas, a la sazón Esperanza Escudero Barbero, ofrecía un almuerzo a los acogidos del Hospital de San Juan y de la Casa Refugio y los participantes en la XXIISemana Misional se habían ido de excursión a Santoña y Limpias.

Estas cosas pasaban el 20 de julio de 1969 en Burgos mientras todo el mundo, literalmente, tenía los ojos puestos en la luna. Allí, a las 21,18, hora española, el astronauta Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano que pisaba su superficie, hecho que provocó una tremenda impresión en el orbe entero. Así lo recordaba un grupo de usuarios del Club Recrea Alhóndiga de Caja de Burgos, con quienes rememoramos la hazaña, lo que les hizo volver a ser jóvenes por una tarde. 

Tienen entre 69 y 95 años y la propuesta de este periódico les ha hecho buscar en el baúl de sus recuerdos para encontrar, en varios casos, viejos televisores en blanco y negro -que entonces eran de lo más moderno- en los que vieron aquella escena irrepetible. Una de las que tiene aquel momento más presente es María Ángeles Gómez Arnáiz, de 86 años, «de la Alhóndiga y de Burgos de toda la vida», que había sido maestra en Tablada del Rudrón y que en aquel julio del 69, a sus 36 años, se dedicaba al cuidado de su casa y de sus hijos de 1, 3 y 5 años. «Yo tenía mucha simpatía por Jesús Hermida, me gustaba como periodista y enseguida me conectaba con él. Estábamos en casa, enchufados a la tele, preguntándonos cuándo sería el momento, los niños me decían ‘mamá, cuándo llegará’ y  fue muy emocionante ver cómo se posó en la luna. Los niños aplaudieron». A los pocos días, les regalaron una caniche a la que no dudaron en bautizar con un nombre ad hoc: se llamó Laika, como aquella otra perrita que se adelantó a los seres humanos en llegar al espacio. 

El mítico periodista que tanto le gustaba a María Ángeles fue el encargado de explicar con su peculiar estilo aquel gran paso para la Humanidad: «Acaba de llegar la primera imagen. Estas imágenes se transmiten por una cámara pequeña, muy pequeña, capaz, solo, de recibir impulsos en blanco y negro. Pero observen ustedes que la imagen se empieza a mover, no sé lo que es en estos momentos pero vamos a tratar de saberlo». Fueron las primeras palabras de Hermida en aquella retransmisión que ya ha quedado para la historia.  

A Lucía Alzaga Marijuán le pilló con 37 años, casada y con dos hijos. También lo vio en la tele: «Aquello fue un boom y eso que casi ni nos lo creíamos. Muchos pensaban que igual no era verdad a pesar de que se hablaba a todas horas de ello. La imagen sí que la vimos pisando la luna pero nos quedaba la duda... ahora no tengo ninguna». La pamplonesa Mari Cruz Armendáriz, que es la más joven de la reunión, también asegura que se oía por todas partes que el alunizaje era mentira «y que lo habían hecho en un descampado de Almería». Aunque hace ya cuarenta años que vive en Burgos, la efemérides le pilló con 19 años trabajando en una conservera de Artajona (Navarra) que dio permiso a sus empleados para poder ver por la tele aquella cosa tan  asombrosa. Su marido, Agustín Martínez, estaba en la mili en San Sebastián y recuerda que aunque en el cuartel había una televisión no les dieron permiso para encenderla.

(Más información en edición impresa)