Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


El despropósito de ir cada uno a lo suyo

30/11/2022

El preocupante escenario económico y social que vivimos en la actualidad exige, una vez más, altura de miras a los dirigentes políticos, que deberían siempre anteponer los intereses generales de la sociedad y la vocación de servicio público a cualquier otra cuestión de índole partidista o personal.

No podemos obviar que es el conjunto de la ciudadanía el que se queda en medio de las trifulcas y el fuego cruzado que suelen protagonizar, un día sí y otro también, las diferentes formaciones. Una actitud nada alentadora para afrontar los desafíos que se presentan y que quedan marginados, cuando no eclipsados muchas veces, por ese afán de poder y supervivencia, en detrimento de la búsqueda de soluciones rápidas y efectivas.

Todo esto viene a cuento del deterioro que, a pasos agigantados, sufre el sistema sanitario público español por esa carencia de unidad de fuerzas.

Todas las comunidades autónomas arrastran un problema crónico derivado de la falta de médicos. Un déficit estructural que requiere de manera urgente de un pacto nacional y no, precisamente, de estériles guerrillas entre ellas. Sin duda, el continuo reproche de quién lo hace mejor o peor, en función del signo político que impera en el gobierno de cada autonomía, no es más que un evidente síntoma de irresponsabilidad política que, lamentablemente, tiene sus consecuencias directas entre los administrados. Más grave aún es cuando el conflicto surge entre los socios de un mismo Ejecutivo, lo que es ya es rizar el rizo del despropósito.

Y pongo otro ejemplo más de esa inmadurez política que cabalga a lomos de los ciudadanos: el uso del Diálogo Social. Una herramienta de concertación social y laboral que, como es el caso de Castilla y León, atraviesa no pocos vaivenes. Aquí la disputa tiene, además, otros invitados, los sindicatos y la patronal, para que no le falte ningún ingrediente a la ensalada. La duda o sospecha sobre la efectividad de sus fines que bulle en el ambiente no debería tampoco zanjarse con otra patada más en el trasero de quien menos culpa tiene: la sociedad civil. Pero, me temo que así será.