«Yo escribo para liberar mis angustias»

A.S.R
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La peruana Rosario Valdivia se despide de la tristeza, la frustración y el vacío en el amor en 'No me ames tanto', un poemario de Factoría del Barco que da paso a una etapa luminosa en su obra y su vida

Rosario Valdivia, con un ejemplar del volumen en la biblioteca de Factoría del Barco, frente a Las Huelgas. - Foto: Luis López Araico

Los títulos que Rosario Valdivia (Lima, Perú, 1962) elige para los poemas de No me ames tanto son como las migas de pan que deja pulgarcito. Si me dejas, Hasta mañana olvido, Entre añoranzas y mentiras, Adiós, Poniendo punto y final... Señuelos que trazan el camino recorrido, pero, a diferencia del personaje de cuento, parecen dejados para no regresar sobre sus pasos. El último libro de la literata peruana, publicado bajo el sello burgalés Factoría del Barco, pone punto y final a una etapa de tristeza y vacío en el amor. La autora se despoja definitivamente de esa angustia que ya inició en Amores inconclusos (2017), de ahí que lo vea como una prolongación de este, para dar paso a una etapa luminosa, en su vida y su obra. 

«La idea de este poemario es terminar con la idea del amor absoluto, con esa tristeza y ese vacío, con esa búsqueda de la perfección en el amor, que todo el mundo persigue, pero más las mujeres y más aún las poetas, que siempre estamos detrás del amor que nos complete la vida, por el que tengamos una admiración que no acabe, y tendemos a idealizar, porque las mujeres tenemos una sensibilidad que no posee el hombre. Cuando una mujer termina una relación amorosa le deja una huella muy honda y es muy difícil de borrar. La única manera de no sufrir tanto, para mí, es escribir. Si Vargas Llosa dice que escribe para liberar sus demonios, yo lo hago para liberar mis angustias», expone Valdivia con los ojos chispeantes, sin ocultar que, esta vez sí, siente haber llegado a la meta, cree haber encontrado a esa persona. 

Pero aún estaba en el camino hacia ese hallazgo cuando escribió No me ames tanto. Este volumen obedece a la búsqueda del amor tras una relación larga y tortuosa. Conoció a muchas personas. Ninguna la definitiva. Esa frustración se refleja en estas páginas. Y por eso detecta como campos semánticos predominantes «el vacío, la nada, la muerte, la tristeza, lo no resuelto, esa angustia por no tener la perfección al lado, el amor que le llene, por no tener la respuesta a tanto corazón entregado». Llama la atención sobre lo cercanos que están el amor y la muerte. «Cuando uno ama se entrega, cuando uno muere también se entrega a lo desconocido», dice y recuerda a Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik, que se suicidaron y dejaron poemas como despedida. 

Ella no ha llegado a ese extremo. Son muchas sus inquietudes e ilusiones. Poeta, narradora, traductora, profesora en la Universidad Ricardo Palma de Lima..., llegó a España para completar su doctorado de traductología en la Universidad de Valladolid, trabajar en un estudio sobre toda la obra de Pablo del Barco y vivir el amor.