Don Antonio Fernández -su segundo apellido es más propio de altares y paraísos celestiales- me cae bien. Sé que muchos politiquillos de esta ciudad se echarán las manos a la cabeza. ¿Cómo es posible que semejante 'ofendedor' pueda caerle bien a nadie?, se preguntarán, sin obtener una respuesta a la altura de sus expectativas.

Pero Fernández Santos me cae bien. Es un tipo directo, sin filtros, de esos que son políticamente incorrectos. D. Antonio, como decíamos con un segundo apellido que no le hace gala, destaca por su entusiasta actividad en las redes sociales, especialmente en twitter, no apta para personas con la piel fina. Un repaso por sus abundantes tuits demuestra que es hiriente y, en muchas ocasiones, ofensivo. Polemiza con políticos, periodistas, y cualquiera que esté dispuesto al debate sin tiritas. No disfraza ni edulcora sus pensamientos. No sigue las pautas de una conducta comunicacional pertinente, como diría Kelley Reardon; más bien utiliza las redes sociales para imponerse al otro, lo que Gerbener definía como aniquilamiento simbólico. Es cierto que se ha pasado de frenada en uno de sus últimos tuits, ese en el que venía a decir que todos los votantes del PP son corruptos. Estoy casi seguro de que él lo sabe, aunque también estoy casi seguro de que está encantado y feliz con la reacción del PP, que precisamente no está en su mejor momento para pedir moderación, sobre todo cuando entre sus máximos dirigentes se espían y se lanzan acusaciones de corrupción.

Fernández Santos tiene un sulfúrico sentido del humor. Tras la polémica no ha tardado en pedir disculpas; eso sí, a su manera. El tuit la mayoría de los votantes del PP son esencialmente corruptos lo sustituyó por la mayoría de los gobernantes del PP son esencialmente corruptos. Quizás se haya vuelto a pasar de frenada. La cuestión no es determinar si el nada 'santo' Sr. Fernández debe hacer este tipo de afirmaciones. Lo esencial es si el jefe de gabinete de un alcalde, en este caso D. Antonio Fernández, debe hacerlas, y la respuesta es claramente negativa.