La multinacional Bridgestone y los sindicatos han retomado la negociación del convenio laboral de las cuatro plantas que tiene en España, las dos vizcaínas (Basauri y Usánsolo), la cántabra de Puente de San Miguel y la de Burgos. Tras amagar las secciones de UGT y CCOO con la convocatoria de movilizaciones si las reuniones no fructificaban durante este febrero, la firma japonesa ha movido ficha y ya ha trasladado a los representantes de los trabajadores una oferta estrictamente económica.

La marca plantea un incremento de los salarios ligado al IPC medio, que cerró el pasado curso en el 3,1%. Este indicador recoge de forma algo más equilibrada el incremento de precios durante el año pasado, pero no refleja la locura de IPC que se ha vivido en el último semestre del año. Es precisamente esa la reclamación que hacen los sindicatos, que exigen a Bridgestone que se parta del 6,5% -inflación interanual a 31 de diciembre- para negociar las nóminas tanto del 2021 como del 2022.

«Sí que se han ofrecido a integrar el IPC a las tablas salariales, hecho que antes no querían consolidar. Es un pequeño avance pero seguimos bastante lejos», apuntan fuentes de los sindicatos. Según estas, Bridgestone habría planteado congelar las retribuciones de cara a 2021 -ya que el IPC medio fue negativo-; aumentarlas un 3,1% este curso y aplicar ese mismo baremo de cara a 2023 con el dato que resulte del 2022. «Es una propuesta que no podemos llegar a valorar. En ningún caso vamos a aceptar que se nos hable de IPC medio. No estamos dispuestos a perder poder adquisitivo», aseguran ambas secciones sindicales.

Por su parte desde BUB califican la propuesta económica como «insuficiente y rocambolesca» (...).

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