El alumno olvidado

S.F.L. / Cubo de Bureba
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Amets Pildain reside en Cubo y estudia Segundo de Bachillerato en Briviesca. Un día antes de que arrancara el curso recibió el aviso de que no podía usar el transporte escolar al no quedar plazas libres. Todavía espera una solución

La única alternativa con la que cuenta Amets Pildain para ir al instituto es que su padre le acerque hasta Briviesca. - Foto: S.F.L.

Cubo de Bureba fue el entorno idílico que eligieron Antón y Marian hace 15 años para comenzar una nueva vida con sus hijos alejados de la ciudad y de un clima tan húmedo como el de Guipúzcoa. Rápidamente se adaptaron al entorno y hasta el inicio del curso escolar actual nunca antes se habían enfrentado a un problema por el siempre hecho de residir en un pueblo pequeño. Sin embargo, el último año de instituto de Amets Pildain se ha visto empañado al no poder trasladarse hasta Briviesca en transporte como el resto de alumnos de Bachillerato de otras localidades. 

La tarde anterior a que arrancara el año académico recibió una llamada telefónica del centro educativo para avisarle de que no podría utilizar el taxi de la ruta Cubo-Grisaleña-Briviesca para acudir a clase porque las siete plazas del vehículo estaban ocupadas. Ya por la mañana, todavía receloso en pensar que no dispondría de medios para ir al instituto y volver a su casa, se acercó hasta el lugar en el que el conductor esperaba a los estudiantes y «en ese instante comprendí que tendría que buscarme la vida», se lamenta el joven.

La situación personal del padre de familia le permite conducir hasta la ciudad a primera hora de la mañana para que Amets asista a clase. Asimismo, su hermano, que recibe formación en Burgos, le recoge después de la jornada lectiva. «Tengo suerte en ese aspecto aunque espero todos los días en la calle como mínimo media hora, que puede alargarse hasta cincuenta minutos, para llegar a Cubo», aclara. El estudiante ha expuesto el asunto ante la dirección del instituto pero confiesa sentirse «desamparado» y desconfía en que «mejoren las cosas». 

El microbús que hasta el pasado curso transportaba a los alumnos que se montaban en Cubo y Grisaleña, ahora realiza la ruta desde Monasterio a Briviesca. Para en varios pueblos (Valdazo, Revillagodos, Santa Olalla, Monasterio, Alcocero de Mola y Prádanos) y se suben diez jóvenes. Por contra, utiliza el taxi para trasladar a los siete estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria de las otras dos localidades. «Reconozco que es injusto y tengo constancia de que esto ha ocurrido en otros lugares de la provincia. El contrato dictamina que vehículos debemos emplear para cada trayecto», manifiesta Santiago Vadillo, gerente de la empresa encarga de realizar los trayectos y chófer.

La única respuesta que ha recibido hasta el momento el damnificado es que «estas medidas las adoptan para reducir gastos, algo que no acabo de entender porque en otros cursos he sido el único usuario de la ruta, viajaba solo en el bus y no pasaba nada». 

Amets espera a que «los contratos de los trayectos vuelvan a salir a licitación en diciembre y, una vez sepamos como quedarán las cosas finalmente, intentaré beneficiarme del servicio. Lo que verdaderamente afeo es que no me avisaran con el tiempo suficiente y perdí la oportunidad de matricularme en otro centro. Tenía todo el material comprado y no llegué a imaginar que este problema perduraría tanto tiempo». 

Se trata de un caso aislado a pesar de que escolares de otras localidades corrieron el riesgo de sufrir las mismas consecuencias. «Volverá a pasar. Habrá más afectados porque los pueblos se vacían y tendrán que buscar alternativas para viajar que ninguna administración subvenciona. Pensaba que acudir al instituto era gratis, pero para mí no», denuncia.