"Toda novela construye una historia alternativa"

R. PÉREZ BARREDO
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Leandro Pérez lanza 'La última noche de Libertad Guerra' (Planeta), la más personal, literaria, diferente, ambiciosa y arriesgada novela del escritor burgalés, que llega a las librerías este miércoles

Leandro Pérez Miguel, escritor. - Foto: Patricia

Imaginemos a un burgalés que sueña con ser escritor. Imaginemos que se llama Leandro Pérez Miguel. Imaginemos que publica una novela, y luego otra, y otra. Y que se hace un hueco en la selva literaria, sobrepoblada de escritores. Y que triunfa. Y que en su cuarta novela se consagra. No cuesta imaginarlo: parte de todo esto ya ha sucedido. La consagración acaso esté en la cuarta novela, que llega a las librerías este miércoles y que presentarán la periodista Angélica González y el rapsoda Javier Gil el jueves 17, a las 19,30 horas, en el salón de actos de Cajacírculo de plaza de España. No es una novela más de su autor: es la más personal, la más literaria, la más diferente, la más ambiciosa y arriesgada. La última noche de Libertad Guerra (Planeta) es un canto a la imaginación y a la libertad; a la música y a la poesía. Y a la memoria: el pasado pesa y condiciona el presente y el futuro. La propuesta es audaz, valiente: ¿qué hubiese sucedido de haber triunfado el golpe de Estado del 23-F?

Ha recurrido a una ucronía en esta novela. ¿No le alcanzaba con la realidad histórica como escenario para contar la historia? ¿Qué le ofrecía esa realidad alternativa?

Cuando empiezo a dar vueltas a la novela no pienso en la palabra ucronía, que me parece muy técnica. Pienso en imaginar otra España. Tengo en la cabeza la canción Imagine, de John Lennon, que es buenista, que es una maravilla. Pero le doy la vuelta a esa canción y me imagino una España distinta. El punto de partida es pensar qué hubiera pasado si Tejero, en aquel forcejeo famoso, se carga a Adolfo Suárez, a Gutiérrez Mellado y a , Carrillo; que luego muere el Rey, que termina siendo Juan Carlos I El Breve. ¿Qué hubiera pasado con esa España? Y tengo que decir que no es una novela política, sino que cuenta la historia de un personaje que vive en una España distinta, alternativa, que puede imaginar cualquiera de nosotros.

También podía haber fabulado con la posibilidad de que los republicanos ganaran la Guerra Civil...

Es que esa novela ya está hecha. Igual que se escribió una novela y se ha hecho una serie sobre qué hubiera pasado si Hitler gana la II Guerra Mundial y conquista Estados Unidos [El hombre en el castillo]. En este caso, yo tenía en la cabeza la historia de una mujer, Libertad Guerra, en este contexto, en los 80. Pero no quería hacer una novela de la Movida madrileña ni del 23-F, sino de una España distinta.

Una España que da miedo y que, sin embargo, resulta escalofriantemente familiar en numerosos aspectos...

Es una España que se parece a la España de 1940, en la que unos han ganado una guerra y hay represión, y es una España que se podría parecer a una España futura si las cosas nos fueran muy mal.

La protagonista es una mujer joven, audaz, liberada, periodista por más señas. ¿Lo tuvo claro desde el principio?

No podía ser un hombre. En este caso lo tenía clarísimo. Se llama Libertad Guerra y es libre y guerrera. El nombre marca al personaje. No veía a un hombre protagonizando esta novela. Sin destripar la novela, se puede decir que ella se lía con un tío, y que ese tío desaparece en un furgón y ella, que ha sentido que le ha atravesado un flechazo, necesita ir en su busca. No me lo imaginaba al revés. Me ha salido de forma natural que el narrador sea una mujer.

¿Ha sido difícil meterse en la piel de Libertad Guerra?

Me ha costado lo mismo que escribir en tercera persona la historia de Juan Torca [protagonista de dos novelas de Leandro Pérez: Las cuatro torres y La sirena de Gibraltar] o de Kolia, un adolescente de 14 años. Me he sentido muy cómo siendo Libertad Guerra.

Dice que es una novela 'desgenerada'. ¿Tenía la necesidad de alejarse del género negro, al que ha dedicado dos novelas?

Sí. El cuerpo me pedía hacer algo distinto. Lo he llamado 'desgenerado' por no ir de pedante y decir que es sólo literatura. Es una novela. Sólo una novela. Hay un personaje que en un momento dado dice: 'Yo sólo soy una mujer, no me pongas etiquetas'. Pues yo sólo quería escribir una novela.

Al final es una historia. Una historia de amor.

Sobre todo, una historia de amor. De amor y dolor.

Y un canto a la libertad, y un homenaje al periodismo y a la poesía.

Cuando imaginé a Libertad no sólo pensé en su físico, con su edad, sino currando en un periódico en Madrid, que lo hice yo. Al pensar en sus raíces, pensé que debía venir del mundo de los libros. Y se me ocurrió que podía ser hija de un poeta, de una suerte de Miguel Hernández burgalés, de Lerma; un poeta que salió al exilio pero regresó cuando aún había dictadura. Y que sintió el desarraigo, que no encontró su sitio.

Toda la novela está impregnada del peso del pasado, de cómo lo que ha sucedido influye tanto en lo que se vive.

Sí. El pasado pasa y pesa. Sí que es verdad. La novela entra pronto en el Rock-Ola, en los bares de la Movida, pero rápidamente se mete en otro mundo, el mundo de Lerma, el mundo que se vivió en la Guerra Civil, el mundo de sus madres. Nosotros vivimos en el presente. Pero dentro de las vidas que vivimos (vivimos más de una: leyendo o viendo películas), lo que ha pasado en el pasado pesa mucho en nuestra vida.

Influye...

Influye muchísimo.

La de esta novela es una España imaginada, una 'cuarta' España...

Todos imaginamos lo que puede pasar si sucede una cosa y otra. Siempre jugamos con expectativas en torno al futuro: ¿qué va a pasar mañana? Pero también es fácil echar la vista atrás y pensar en qué hubiese sucedido de haber hecho algo diferente a lo que hiciste. Cuando hablas de un país o de un acontecimiento histórico es lo mismo, no deja de ser un juego mental. Y añadiría que cualquier novela está construyendo una historia alternativa, porque construye a través de la ficción.

¿Es la novela en la que más se ha vaciado?

Sí. La más íntima, la más personal.

¿Y la más madura (y no porque haya pasado el tiempo desde la primera)?

También. Quiero pensar que sí. Esta novela es más ambiciosa en el mejor sentido de la palabra. Aspiro a mostrar algo más. También es verdad que me puedo estrellar, que haya lectores que digan que me he caído con todo el equipo. Pero creo que he subido la apuesta.

Guarda paralelismos con las otras respecto a que no hay tregua, sigue habiendo acción aunque también momentos más reposados. Tiene ese nervio casi cinematográfico.

Hay más pausas, sí. Pero hace poco un amigo me ha dicho que ya estaba viendo la película... Escribo sin ser demasiado detallista. Ya no se puede volver a escribir Moby Dick o Guerra y paz porque ya están escritas. Pero en esta novela hay más pausas, no sólo hay acción, aunque es cierto que yo quiero llevar al lector entretenido y agarrado.
Y es otra declaración de amor a tu tierra: de nuevo Burgos está muy presente...

Me siento muy cómodo siendo un escritor burgalés. Me gusta mi tierra y creo que hay muchas historias que contar de ella y en ella. Lerma, por ejemplo, tiene mucho poderío para un escritor. Es una villa muy libresca y me encajaba que un poeta epígono de la Generación del 27 tuviera allí un caserón con una gran biblioteca, cuadros de grandes artistas...
Y esta novela tiene banda sonora, de los Stones a Loquillo pasando por Bob Marley, entre muchos otros. La música, en el momento en que transcurre la novela, vive un momento de eclosión. También es liberadora...

Totalmente. La música te hace bailar, liberarte... La novela parte de una canción, Imagine, y la música en toda la novela. Y la protagonista es periodista musical. La música es muy importante en la novela.

Da la impresión de que Libertad va a dar más guerra...

Ojalá. Creo que puede dar mucha guerra. Pero hasta que no acabe de promocionar y acompañar el libro no puedo ponerme con otra novela. Pero creo que Libertad tiene otra novela más, en dos tiempos distintos. Aún no sé en cuál. Tengo varias ideas para otro libro... También me piden que escriba otro Torca... Tengo varias ideas.

¿Está más nervioso que nunca?

Sí, tengo que admitirlo. Y más expectante. Aunque una primera novela te cambia la vida... Estoy en manos de los lectores y de los críticos.

¿Le importa más el lector que el crítico?

Los buenos lectores son buenos críticos. Vamos a dejarlo así. Me gustaría que la acogieran todos bien, claro. Soy optimista.