Exigen celeridad para saber cómo será la futura selectividad

B.G.R.
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En principio, este curso se convertirá en el último con la EBAU actual. Los equipos directivos de colegios e institutos destacan la subida generalizada de las calificaciones en todos los centros

La próxima EBAU previsiblemente será la última con el formato actual. - Foto: Valdivielso

Los alumnos de segundo de Bachillerato de este curso serán los últimos que realicen la EBAU tal y como se conoce en la actualidad, ya que de cara al siguiente está previsto que entre en vigor la nueva prueba de acceso a la universidad. Los equipos directivos aún desconocen los detalles de la misma y prevén que la evaluación vaya en línea con la filosofía de la ley de educación (Lomloe) que este año ya se está aplicando en los niveles impares; es decir, un mayor peso de las competencias en detrimento de los contenidos.

Por el momento, más que mostrar su opinión sobre esta futura selectividad las direcciones de colegios e institutos coinciden en reclamar a las administraciones celeridad a la hora de conocer sus características, de tal forma que no se actúe con la tardanza de este curso en lo que a la publicación de los currículos definitivos se refiere, ya que estos se conocieron a finales de septiembre. «Aún no sabemos nada, pero antes de que acabe este ejercicio lectivo o como mucho de que comience el próximo debemos saber cómo van a ser las reglas del juego», subraya el responsable de Jesuitas, Javier Pérez de la Canal, quien añade que, de lo contrario, las consecuencias las sufrirán los alumnos y también los profesores.

La incertidumbre es generalizada, aunque se difiera en algunas apreciaciones. El director del instituto Pintor Luis Sáez, José Antonio Virumbrales, considera que rebajará el nivel de exigencia, lo que, en su opinión, supone que «si todos son brillantes, no lo es ninguno», mientras que su homólogo al frente del colegio Santa María la Nueva y San José Artesano, César Martínez, valora de forma positiva el cambio que supondrá la adaptación de la prueba de acceso a la nueva normativa, aunque con matices. Respecto a ese peso de las competencias, se pregunta «cómo se evaluará de forma objetiva», algo que sostiene que sí que se puede valorar en clase al disponer de herramientas suficientes para ello.

La responsable del instituto Diego de Siloé, Áurea Arranz, prevé que esa modificación no diferiría del nivel de exigencia de la EBAU actual, cuya presión valoran de «excesiva» algunos profesores, como es el caso de Virumbrales, quien asegura que esta situación no es responsabilidad de los centros educativos, sino de la «escasez de plazas» de las carreras más demandadas, poniendo como ejemplo las del campo de ciencias de la salud. «Se produce un cuello de botella muy grande, con una eleva competencia que genera ansiedad y frustración en los alumnos», señala, en referencia a quienes necesitan notas de corte altas y se juegan su futuro profesional. «El sistema es perverso y hay una espiral de competitividad que no tiene ningún sentido y que se solucionaría con un incremento de esas vacantes», manifiesta.

Más de que calificaciones medias, Martínez se detiene en las circunstancias que hay detrás de cada alumno y en la relatividad que supone el éxito. «Hemos tenido estudiantes con necesidades especiales que han superado la EBAU, mientras que otros consideran que han fracasado por haber obtenido un 7 y querer entrar en Medicina», reflexiona, al tiempo que ve con buenos ojos mantener la optatividad y señala que el dato importante sería saber «cuántos estudiantes se han quedado fuera del grado que querían estudiar».