Martín García Barbadillo

Plaza Mayor

Martín García Barbadillo


Ágora

14/02/2022

Según publicó este periódico la pasada semana, la Universidad de Burgos anda pensando hacer algo con la iglesia del Hospital Militar. Lo primero, si no conoce el sitio, le recomiendo que emplee una mañana en darse un paseo atravesando La Isla bien despacio, cruzando después el puente Malatos y perdiéndose por este entorno espectacular.

La iglesia está dentro del recinto del Hospital Militar, un lugar que te transporta en el tiempo y el espacio solo con atravesar sus muros de ladrillo, vigilados por alguna de las últimas garitas de la ciudad. El templo está en medio de un jardín en el que, si mi endeble memoria no me falla, hay dos pinos enormes. Dentro del recinto, además de verde a tutiplén, resisten construcciones de ladrillo con estética industrial que tampoco son fáciles de ver en ningún otro sitio de Burgos. Es uno de esos lugares en los que uno, plantado ahí, no sabe muy bien en qué época y lugar se encuentra, uno de esos que permite salirse de la vida diaria por un momento para pensar o sentarse en un banco a tomar el, este año, infatigable sol invernal.

Pues bien, la universidad planea recuperar la iglesia para albergar actividades relacionadas con el cine, el teatro o la danza, entre otras artes y, de paso, aprovechar los jardines para conciertos. Además, contempla una cafetería. El proyecto, llamado Ágora, va para largo, depende de la obtención de fondos europeos y de la Junta, pero suena bien. Uno se imagina este espacio en el futuro y piensa en esos campus de las universidades británicas donde la chavalería hace sus cosas en un escenario de edificios de otra época y se tira en los jardines para estudiar, hablar o pasar el rato. Además, por una vez en esta ciudad, no se mete la piqueta para arrasar lo viejo sino que se le da otro sentido, otra vida.

Mientras llega Ágora le recomiendo otra visita al lugar que no le defraudará. En los últimos veranos, la UBU ha organizado en los jardines frente a la iglesia un ciclo de cine de ¡terror ! al aire libre. Entrar ahí por la noche, es otra cosa. Las sombras alargadas de los árboles, los arcos apuntados del templo vistos a media luz y los barracones laterales lo empujan a uno dentro de la película. Si quiere hacerse el gracioso toque en el hombro a la persona que esté delante, si no, simplemente disfrute. Salud y alegría.