Los Padillas (de Arriba y de Abajo) resucitan el adobe

I.P. / Padilla
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Considerado un material de pobres en siglos pasados, su uso se fue sustituyendo por el ladrillo, dejando pueblos sin personalidad. Alberto Maestro y Enrique Padilla presumen de casas de barro y paja y las reivindican como modelos de sostenibilidad

Los dueños de la casa de Padilla de Arriba delante de la fachada trasera, toda ella construida con adobes y tan solo con un zócalo de piedra. - Foto: Jesús J. Matías

Alberto Maestro y Nunchi García presumen de casa o más bien de casona porque el inmueble que tienen en Padilla de Arriba suma más de 400 metros cuadrados, entre la vivienda a la que se ha sumado un viejo  pajar, los porches, un enorme jardín, huerta y hasta un taller donde fabrican muchos de los elementos que decoran su vivienda. Ambos son fanáticos del adobe, que han mantenido en las fachadas de la vivienda que llevan una década rehabilitando y reponiéndolo en las zonas que se había pedido, y eso a pesar a no contar con el apoyo ni del arquitecto y los albañiles a los que adjudicaron las obras de reforma. 

No solo apostaron por este material sino que, además, le han utilizado para levantar nuevas paredes en una propiedad colindante que adquirieron posteriormente, y en el interior de la casa han dejado el adobe visto en las paredes de los distintos habitáculos, que lucen así este material color chocolate tan característicos de los pueblos de la comarca Odra-Pisuega.

Así, en esta enorme vivienda conviven el adobe, la madera, la piedra y hasta el barro de terracota en algunos de los suelos para proporcionar un conjunto que transmite calídez en su interior. Una calídez que no solo es una percepción visual, sino real porque el uso de los adobes es una 'revolución' al ser un material que 'casa' a la perfección con los nuevos modelos constructivos a los que se tiende actualmente para conseguir espacios energéticamente más sostenibles y ahorrar porque retienen el calor y permite la transpiración. Es lo que se llama inercia térmica, «porque las paredes de adobe contienen mucha masa que absorbe calor, y son calorías que se trasladan del día a la noche y del invierno a verano», apunta Alberto Maestro que destaca igualmente, que es un aislante natural.

Enrique dedica sus tiempo de jubilado, desde que dejó Tenerife, a construir la casa.Enrique dedica sus tiempo de jubilado, desde que dejó Tenerife, a construir la casa. - Foto: Jesús J. Matías

Nada que no supieran nuestros antepasados que construían con sus manos los  adobes para levantar sus viviendas. Entonces, se consideraba un material de pobres y con el paso del tiempo y el mayor nivel adquisitivo esas fachadas se fueron tapando con ladrillo, yeso y pintura perdiendo los pueblos su identidad constructiva. Hoy son muchos los que le reivindican, de tal manera que cada vez son más las casas  donde se quita el material que tapa los adobes, devolviendo a los pueblos su singularidad.

Alberto y Nunchi tienen la residencia habitual en Burgos, pero ambos reconocen que desde que comenzaron con la reforma de la casa, allá por 2012, y sobre todo desde que la primera planta está habitable, pasan cada vez más tiempo en Padilla de Arriba disfrutando de su propiedad, y aunque les queda trabajo por hacer,  la vivienda casi está terminada. 

En la casa destaca todo el conjunto original, pero especialmente la fachada trasera que da al jardín,  totalmente de abobe, y el porche  en el que también han utilizado los ladrillos de barro y paja, y un entramado de  madera. Todos los adobes son reutilizados, es decir, no se han elaborado como se hacía antaño y se secaban en las adoberas, sino que todas las zonas recuperadas de la casa y las nuevas paredes se han levantado con adobes  de inmuebles derruidos del pueblo y otros que les han ido proporcionado los vecinos.

Un ejemplo para Enrique. Más modesta y solo de una planta es la casa en el otro Padilla, el de Abajo, que se está construyendo también de adobe Enrique, que cuando vio la casona de Alberto y Nunchi se quedó prendado de ella y ha seguido su ejemplo, aunque en su caso el acabado es enfoscado en barro para nivelar los adobes y dar uniformidad, técnica que se denominada trulla, explica. 

Enrique Padilla, que se instaló en 2019 en su pueblo tras jubilarse  en Tenerife, se propuso levantar la vivienda a su gusto en un solar que fue de su abuela. Todos los materiales que está usando en la obra son reciclados de la vieja construcción, tanto tejas árabes como las maderas de robles, los hierros y, por supuesto, los adobes.  

ARCHIVADO EN: Ladrillo, Burgos, Tenerife