Sangre arandina en la Copa

RODRIGO C. LEÓN
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El ribereño Íñigo Miranda, jugador del Almazán, que dirige el burgalés Diego Rojas, se medirá al Atlético de Madrid en la competición copera

Íñigo Miranda compagina el fútbol con los estudios de Educación Primaria y su trabajo veraniego en el bar Sin Razones. - Foto: R.C.L.

Aranda contará con representación en la Copa del Rey. Íñigo Miranda, actual jugador de la SD Almazán, se encargará de frustrar la hoja de ruta copera del Atlético de Madrid. El ribereño de 23 años acumula cinco temporadas en el cuadro soriano, equipo al que llegó tras más de diez años en las categorías inferiores de la Arandina. Un trayecto que no sólo le ha llevado a vivir escenarios como éste, sino que también le ha servido para crecer a nivel personal, educativo y futbolístico.

El joven lateral derecho, al igual que miles de futbolistas semiprofesionales, combina el fútbol con estudios y trabajo. Íñigo alterna los entrenamientos con la carrera de Educación Infantil. «Me fascinó cuando estuve de prácticas el año pasado porque veía a niños y niñas con una gran pasión por el fútbol», comenta orgulloso. Esta combinación cambia radicalmente en verano. El fútbol queda a un lado para dedicarse a la hostelería en el Bar Sin Razones de su tío.

La alegría del sorteo la vivió desde uno de sus entornos naturales: en la pantalla de un bar de Soria. «Fui con un compañero después de clase. Veía que iban saliendo equipos hasta que sólo quedaban Girona y Atético. Cuando vimos la bola hasta tiré la silla. La gente alucinaba viendo a tres energúmenos saltando», recuerda.

Íñigo define este enfrentamiento como «la recompensa del enorme trabajo del año pasado». El Almazán alcanzó un segundo puesto histórico en el Grupo VIII, aunque no pudo poner la guinda con el ascenso a Segunda RFEF ante su gente. «El play off fue un gran premio, pero hace cinco meses no nos imaginábamos que acabaríamos jugando contra el Atleti y en Copa del Rey». 

Íñigo llegó a Almazán tras finalizar su etapa como juvenil. Una llamada de Diego Rojas, 'su padre futbolístico', hizo al ribereño embarcarse en su primera aventura como senior. «Desde que llegué aquí me han tratado genial. El Almazán es una familia tanto entre la plantilla como en la afición. Que cada año se apueste por una misma estructura, dice mucho de la filosofía del club», confiesa. No hay más que comparar las plantillas de la temporada pasada y la actual. Apenas dos movimientos. Un equipo que apuesta por el crecimiento personal de los suyos.
Respecto al duelo del sábado, el burgalés asume con realismo la dificultad del partido. Lejos de llegar con miedo, advierte que «buscarán herir aún más al Atlético». El equipo de Simeone, que parte como claro favorito, visitará Los Pajaritos con el sabor agridulce por su eliminación en Champions.

Sin embargo, el lateral reconoce el enorme potencial de los rojiblancos. «Tienen jugadores con un nivel enorme. No lo tendremos fácil», anticipa. De la plantilla rojiblanca, tiene claro su favorito: Marcos Llorente. «Me fascina su juego y forma de vida», confiesa.

A modo de curiosidad, el apellido Miranda no debería resultar desconocido para el fútbol burgalés. Íñigo ha seguido los pasos de su padre Sebastián. El 'mayor' de los Miranda, ahora fiel seguidor de su hijo, deslumbró en los campos castellanos en equipos como Real Valladolid, Zamora o Arandina. «Se recorre todos los estadios de la comunidad, está muy orgulloso de mí».

Como deseo más allá de lo futbolístico, Íñigo lo tiene claro: «Lo que más ilusión me hará será mirar a la grada, y ver a toda mi familia unida». Un día de los que marcan para toda la vida. De los que demuestran la calidad humana y competitiva del fútbol modesto nacional.