«Esta situación desgasta mucho; mentalmente, arrasa»

A.C.
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El gestor del cámping de Trespaderne, José Novo, quien teme perder clientes, ha sufrido ya 3 inundaciones en 6 años

El empresario José Novo mira el cámping de Trespaderne tomado literalmente por las aguas del río Nela. - Foto: Jesús J. Matí­as

Seis años y tres inundaciones. 31 de enero de 2015. 24 de enero de 2019. 10 de diciembre de 2021. Las crecidas del río Nela y, a su juicio, «el cambio climático», no dan tregua a  José Novo, que a sus 75 años sigue al frente del cámping de Trespaderne junto a su hijo Alex en la gerencia. En la madrugada de ayer, poco después de la medianoche, el cauce comenzó de nuevo a colarse entre los módulos y a la vez ascendía el agua del saneamiento que ya no podía absorber más. La única ventaja que Novo veía a la desgracia era que el agua, que había alcanzado hasta metro y medio en las zonas más bajas del cámping, no había entrado con fuerza arrastrando todo a su paso como ocurrió en 2015, sino poco a poco.

Los noventa módulos de los campistas, todos vizcaínos, que alquilan su parcela de forma permanente más las diez cabañas de la empresa sufrieron los efectos de un Nela que volvió a batir récord con casi seis metros de profundidad y un caudal que tomó toda la vega y también inundó una vez más el polideportivo municipal, vecino del cámping. Las aguas mantuvieron ese elevado nivel desde las cuatro de la madrugada hasta las tres de la tarde, en que la crecida comenzó a remitir lentamente.

«Nadie advierte nada, pero nosotros hemos llamado a la Confederación toda la noche», relataba Novo con desánimo y el convencimiento de que perderá clientes. «La gente se cansa», lamentaba. Hay clientes, pocos, que ya han sufrido las tres riadas. Aunque por otro lado, el empresario obligó a todos a asegurar sus módulos y nadie se quedará sin ver indemnizados los daños, al contrario de lo ocurrido en 2015, en que la crecida pilló a muchos desprotegidos.

Por contra, el concesionario del cámping no vio suficientemente recompensados los daños de 2019 y esta vez, en previsión, ya sacó el jueves los muebles de las diez cabañas de madera, que había renovado al completo en 2019. A partir de hoy comenzará de nuevo un largo periodo de trabajo para la familia Novo, que otra vez deberá de poner en orden todas las instalaciones para intentar recuperar la normalidad en  Semana Santa. «Yo por mi ahora mismo cerraba la puerta y me marchaba», sentenció. 

Tras los daños de las anteriores riadas, el Consistorio condonó el canon al concesionario hasta el año 2024, pero Novo ya ha planteado al Consistorio que adquiera una finca ubicada al lado de la actual donde las aguas no alcanzan. De este modo, los módulos fijos irían a esa zona y el actual cámping se destinaría solo a autocaravanas y tiendas de campaña para verano.

En vela. La alcaldesa, Isabel López, estuvo hasta la medianoche en el cámping y a las tres y media de la madrugada, cuando comprobó en la web de la Confederación como había ascendido el caudal no dudó en regresar. La regidora también mostraba su disgusto por las constantes inundaciones, aunque no teme a corto plazo que la CHE lo califique como zona inundable y decrete un cierre obligado como sucedió en Frías.

«El trabajo que tenemos de aquí a Semana Santa no lo ve nadie. Esto desgasta mucho, mentalmente arrasa. No sabéis lo que es esto. Dos en Frías y la tercera que me coge aquí», afirmaba Novo a su lado, quien sabe que cuando llegue la hora de pasar la cuota de 2022, en unas semanas, pueden llegar las primeras bajas de clientes desanimados. En concreto, seis jóvenes matrimonios que acaban de comprar sus módulos este año se estrenan con esta inundación.

En Trespaderne, Mateo García Martínez también vio como se inundaba la planta baja del chalé más cercano al Nela. Pero durmió tranquilo, seguro de que no alcanzaría la planta superior. Decía no tener queja de la respuesta del Consorcio de Seguros.