«Consumir cannabis hace que si estoy triste esté menos triste»

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Hace apenas un mes Mario Jerez ha cumplido 24 años y reconoce sin problemas que lleva fumando porros desde los 16

Los porros a Mario le quitan «las ralladas» y le ayudan a dormir. - Foto: Patricia

Es muy alto, tiene el pelo muy corto, los ojos grandes y negros, manos de pianista y parece un buen chaval. Hace apenas un mes ha cumplido 24 años y reconoce sin problemas que lleva consumiendo cannabis desde los 16. En un principio se había prestado a que pudiéramos fotografiarle mientras se fumaba un porro pero cuando llegó Patricia con la cámara, de repente se dio cuenta del disgusto que se llevaría su madre si le ve en el periódico de esa guisa. Porque ella conoce esta costumbre de su hijo y la lleva por la calle de la amargura, así que Mario prefiere ahorrarle el trago y solo nos deja retratar sus manos mientras prepara un cigarro que después no se fuma. 

Lo que sí hace es contar de una forma muy clara y bastante reflexiva cuándo y por qué empezó a fumar porros. Fue de la manera más simple, con dos amigos en unas fiestas patronales. «Aquel no me pegó mucho porque fue compartido con mis colegas pero la primera vez que me fumé uno yo solo me dio un 'amarillo' a pesar lo cual le di una segunda oportunidad y desde entonces fumo a diario aunque últimamente prefiero uno que dos».

Se llama en argot 'amarillo' a una profunda sensación de malestar general, falta de fuerzas y ganas de vomitar que, como vemos, no le desanimó al consumo, que a la larga se convirtió en diario. A estas alturas ya no rechaza la palabra adicto «aunque hace seis meses te hubiera negado que lo fuera». Ahora sabe perfectamente que lo es y se trata de un asunto que ha salido en las conversaciones con su psicóloga, a la que ha acudido no por su relación con esta sustancia sino por sus episodios de ansiedad y depresión. «Ella no me ha recomendado que lo deje, hablamos de otras cosas que me preocupan».

Los porros (el porro, porque casi todos los días es uno el que se fuma, siempre por la noche) a Mario le quitan «las ralladas» y le ayudan a dormir porque a pesar de su corta edad sufre un insomnio lacerante. «Reconozco que fumar es satisfactorio, que me reduce la tensión del día y que provoca algo parecido a que todos los sentimientos fueran menos intensos. Consumir hace que si estoy triste esté menos triste y que si estoy contento esa sensación se potencie», explica pausadamente delante de un café con leche.

La adicción le cuesta al mes entre 40 y 50 euros y está convencido de que alguna vez la dejará. De hecho, tiene bastante claro en qué (lejano) momento será: «Cuando tenga hijos. Me aterra pensar que pueda estar fumado y no estar atento a si al niño le pasa algo». 

¿Qué consecuencias tienen los porros?

-Problemas de memoria y aprendizaje.

-Peores resultados académicos.

-Abandono prematuro de los estudios.

-Dependencia (7-10 % de quienes lo prueban).

-Trastornos emocionales (ansiedad, depresión) y de la personalidad.

-Enfermedades bronco-pulmonares y determinados tipos de cáncer.

-Trastornos del ritmo cardiaco (arritmias).

-Psicosis y esquizofrenia (especialmente en personas  predispuestas).

Fuente: Plan Nacional sobre Drogas. Ministerio de Sanidad. 

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