Espíritu emprendedor... a las duras y a las maduras

L.N.
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Unos estrenaron comercio justo antes del covid. Otros regresaron a Aranda para echar una mano a su familia cuando "venían mal dadas". Todos, bajo el paraguas de Jearco, recomiendan afrontar retos y apostar por un proyecto propio

Espíritu emprendedor... a las duras y a las maduras - Foto: L.N.

Hay quienes defienden que emprender debería ser una asignatura. En tal caso, bien la podrían impartir algunos de los jóvenes empresarios de Aranda y la Ribera del Duero que acumulan ya unos cuantos años de experiencia al frente de sus propios proyectos.

En unos casos, han asumido las riendas de los negocios que pusieron en marcha sus abuelos y después continuaron sus padres. Ahora ellos tratan de modernizarlos, especialmente con una apuesta por las nuevas tecnologías, pero sin perder el contacto directo con los clientes. En otros, representan la primera generación. Y en todos cuentan con el respaldo de la Asociación de Jóvenes Emprendedores de Aranda y su Comarca (Jearco), entre cuyas misiones figura la de captar, fomentar, promover y desarrollar vocaciones empresariales entre los jóvenes. Vaya si lo consiguen. En la actualidad, cuentan con 52 socios, una cifra que prácticamente se mantiene en los últimos cinco años. Pese a las circunstancias, las turbulencias económicas y la pandemia que ha puesto el mundo patas arriba, ellos resisten.

Es el caso de Roberto Tudela. Con 19 años se volvió de Valladolid a Roa de Duero. La crisis de 2008 impactó de lleno al sector del mueble. "Venían mal dadas y tenía que ayudar a mis padres", dice. Y aquí sigue. Superado el bache, hace cinco años dio el salto a Aranda con la apertura de una tienda. Ha aumentado la plantilla y ahora se prepara para continuar su expansión hacia Valladolid a finales de año.

Espíritu emprendedor... a las duras y a las madurasEspíritu emprendedor... a las duras y a las maduras - Foto: L.N.

También sigue adelante, con paso firme, Susana Velasco. Abrió su establecimiento de bordado en noviembre de 2019. Ni cuatro meses después tuvo que cerrar con el decreto de estado de alarma. Lloró, pero volvió con más ganas si cabe.

Si algo destacan es que Jearco está ahí siempre, con cualquier duda que les pueda surgir. Con formación y también con una red de contactos que les permite compartir conocimiento y formas de afrontar diversas circunstancias. Se trata, como dicen desde la propia asociación, de asesorar en el camino que va desde el nacimiento de la empresa hasta su madurez y aplacar los obstáculos que puedan surgir. En la actualidad, el 19% de socios pertenecen a asesoría, el 17% a salud y belleza, un 10% a construcción y otro 8% a bodegas.

"Mi misión es modernizar el negocio de mis padres"

Espíritu emprendedor... a las duras y a las madurasEspíritu emprendedor... a las duras y a las maduras - Foto: L.N.

Hace ya unos cuantos años que Natalia Miguel decidió dejar atrás "la jauría" de Madrid e instalarse en su casa, Aranda de Duero. Después de un tiempo trabajando en distintos ámbitos, decidió asumir las riendas del negocio familiar que habían puesto en marcha sus abuelos paternos y que continuaron sus padres. En los inicios, vendían textil de hogar por los pueblos. Luego se establecieron en la capital ribereña.

Hoy Tapicerías Víctor se mantiene en la calle La Sal. El cometido de Natalia, como ella misma explica, es "modernizar el negocio". A sus padres, que se jubilaron antes de la pandemia, las nuevas tecnologías "les pillaron mayores". Con ella al frente, este comercio de decoración, en el que también tapizan y restauran muebles, ha dado el salto a las redes sociales. La venta online tendrá que esperar ya que "al ser algo artesanal, es complicado. El tacto no se transmite por internet y hay que tocar las telas", sostiene Miguel, mientras añade otro factor más: "El producto hecho a medida tiene que ser de tú a tú".

Así las cosas, complementa la apuesta digital con el saber hacer de siempre que le han transmitido en casa y que pasa por conocer al cliente -muchos procedentes de los pueblos de la Ribera del Duero- y sus gustos. Y es que "el boca a boca sigue siendo muy importante en Aranda".

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Dentro de esa modernización que le está imprimiendo a uno de esos pocos negocios de toda la vida que sobreviven en la capital ribereña, su responsable, que estudió Bellas Artes en Salamanca, defiende que la formación continua resulta clave, sobre todo, "en distintas disciplinas, no sólo en la tuya". En este punto, el hecho de pertenecer a Jearco juega un papel decisivo para ella. Ahora, por ejemplo, está haciendo un curso online de firma digital. A la formación se suma el hecho de conocer gente dentro de la asociación y, con ello, otras formas de hacer. "Nos ayudamos mutuamente. Planteas una situación que te ha pasado y ves cómo lo han resuelto otros compañeros. Es bueno tener referencias", agrega. En base a todos estos aspectos, recomienda emprender, "pero con cabeza fría, sabiendo lo que quieres y teniendo en cuenta que implica riesgos".

"Si no hubiera dificultades, todo sería muy aburrido"

Roberto Tudela sabe bien lo que es eso de que te vengan mal dadas. En la crisis económica de 2008, el sector de la decoración y el amueblamiento se vieron muy afectados por el pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Él vivía en Valladolid y se volvió a Roa de Duero para echar una mano a sus padres en Muebles Tudela, la empresa que había fundado su abuelo hace más de 50 años. "Había que ayudarles", recuerda. Hoy, medio en broma, cuenta que se vino para un tiempo y ya lleva 17 años en la Ribera.

No le va nada mal. De hecho, aunque su trayectoria comercial está ligada a Roa, hace cinco años tomó la decisión de abrir una tienda en Aranda. Por potencial, explica Tudela, y porque "por desgracia, los pueblos cada vez van a menos". Se muestra contento con aquella apuesta. Asegura que tienen "bastante trabajo" ya que Aranda "es una ciudad con mucho tirón, en la que se construye bastante".

Pero Roberto, que lleva toda la vida montando muebles con su padre y que con solo 19 años se volcó al 100% en este negocio, no se conforma. Si todo marcha según lo previsto, la empresa afrontará una nueva etapa dentro de su proceso de expansión con la apertura de una nueva tienda en Valladolid para finales de este año. "Son nuevas ilusiones", asegura, mientras detalla que lleva un tiempo madurando esta idea. Han analizado a fondo los proyectos urbanísticos que se acometerán en la capital vallisoletana y está decidido a dar el paso. "No hay que tener miedo", agrega confiado.

En paralelo, Muebles Tudela también ha crecido en personal. Lo fundó su abuelo. Desgraciadamente, murió dos años después. Fue entonces cuando su padre se hizo cargo del negocio. Después se sumó Roberto y ahora cuentan con otros cinco profesionales en plantilla. El camino hasta llegar a este punto no ha sido fácil. Siempre se presentan dificultades económicas. Otras veces, burocráticas. Pero Tudela anima a otros jóvenes a que monten su negocio. "Si todo fuera de color rosa, sería muy aburrido. Lo bonito es afrontar retos y saber lo que vale un peine. La competencia es grande, pero ahí estamos, luchando día a día", remata.

"Empezamos por Aranda de Duero con idea de crecer"

En febrero de 2021, Samuel Jorde decidió poner en marcha un centro de coworking en pleno centro de Aranda de Duero. Su idea era apoyar proyectos innovadores. Hoy, más de un año después, Wombo acoge a varias empresas. Una de ellas es Talento y Experiencia, un centro especial de empleo que echó a andar en enero. María Elena García, responsable de recursos humanos, explica que la sede de esta firma se ubica en Valencia y que tras las delegaciones de Andalucía y Galicia, ahora el grupo ha apostado por Castilla y León. "Es un proyecto ambicioso. Se empieza por Aranda, epicentro de la comunidad autónoma, con idea de seguir creciendo", añade.

García recalca que no son una ETT y que su principal objetivo pasa por mejorar la inclusión social en el ámbito laboral de las personas con discapacidad. Se centran especialmente en dos ámbitos: automoción y sector agroalimentario.

Al final, subraya, se ocupan de dar una formación continuada y de "demostrar a la sociedad que el hecho de tener una discapacidad no tiene por qué influir en el trabajo". Es decir, de romper estereotipos y evitar que a estas personas les coloquen la etiqueta de que no rinden porque "no es cierto", defiende al respecto.

García comparte espacio de trabajo con Pilar San Juan, de Senior Sur Consulting. Precisamente fue ella quien estrenó el coworking, en la calle La Sal. Allí se instaló en marzo de 2021, poco después de que abriera sus puertas. Primero trabajó sola en una oficina y después, con el estallido de la pandemia, tuvo que teletrabajar. Así que después de "tanto tiempo sola", Pilar agradeció que su empresa le dotase de esta zona de trabajo que le permite estar en contacto con más gente. "Está muy céntrico, tenemos espacio más que suficiente y el sitio es bonito", dice.

En su caso se ocupa de gestionar una cooperativa de 95 viviendas que echó a andar en mayo de 2019 en Aranda. Entre sus labores se incluyen diversos trámites con la Junta de Castilla y León, el contrato de adjudicación y adhesión, el pago de las cuotas por parte de los socios... Es decir, todos los pasos necesarios hasta que se forme la comunidad de vecinos.

"Abrí en noviembre de 2019 y estoy contenta de seguir"

A Susana Velasco la pandemia le pilló con su comercio prácticamente recién estrenado. Abrió La Ilusión del Bordado en noviembre de 2019. Tres meses y medio después, el día que se decretó el estado de alarma y el confinamiento domiciliario, lloró al cerrar la puerta de su establecimiento. Pero volvió con la misma ilusión y hoy se muestra agradecida porque es consciente de que "son pocos los negocios que abrieron justo antes del virus y que han sobrevivido".

De alguna forma, volvió a empezar de cero. Y, con el paso de los meses, aquel temor del inicio por no saber qué se iba a encontrar o si forjaría su propia clientela ha dado paso a la esperanza. "Me ha costado muchísimo arriesgar, pero lo he hecho gracias al apoyo de mi familia", detalla Velasco, quien antes había trabajado diez años en una mercería.

Después debutó en el mundo del emprendimiento. Tras un tiempo trabajando desde casa, acudió a una edición de Fiduero con la ropa que bordaba y muchísima gente le preguntó dónde tenía su tienda. Eso le animó a afrontar esta etapa en el Polígono, el barrio en el que vive.

Un periodo en el que también ha buscado el apoyo de la Asociación de Jóvenes Emprendedores de Aranda y la Comarca. Valora especialmente los cursos que ofrecen, ya sean de contabilidad o de nuevas tecnologías. Y, sobre todo, el hecho de que la asociación "siempre está ahí, te ayudan con cualquier duda".

Susana aprendió a coser con 14 años en la Asociación de Amas de Casa de Peñafiel, su pueblo. Iba con su madre y recuerda que luego ella misma se encargaba de arreglar los botones o meter el bajo de los pantalones. Un saber hacer que disfruta y pone en práctica a diario. Le encanta coser y bordar, algo que plasma en infinidad de prendas: desde textil para bebés a ropa de empresas o cofradías. "Principalmente bordo en ropa y complementos. Me gusta decir que realizo sueños en el bordado porque se puede plasmar todo lo que una persona se imagine", explica.

Finalmente, Velasco apunta que se debería apostar más por todos los barrios de Aranda "ya que no todo el mundo, sobre todo los mayores, pueden ir al centro".