Villasilos saca brillo a su joya barroca

I.P. / Villasilos
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El retablo de San Andrés de la iglesia parroquial es uno de los mejores ejemplos de la primera mitad del siglo XVII, que pudo inspirarse en el de la Catedral de Burgos. Esta semana acaba su restauración

Vista general del retablo. A medida que se restaura se van bajando los andamios para que los vecinos aprecien los cambios. - Foto: Luis López Araico

El trabajo conjunto del arquitecto ensamblador Sebastián González y del maestro escultor Juan de Sobremazas dejó para siempre su huella en la pequeña localidad de Villasilos, orgullosa del tesoro que ensalza aún más a su iglesia. El retablo mayor, dedicado a San Andrés -como el propio templo- es una joya que no puede dejar de estar presente en cualquier estudio de los retablos barrocos de la primer mitad de siglo XVII en la provincia de Burgos porque constituye uno de los mejores ejemplos de esa etapa. Incluso, hay quien se aventura, como René Payo, catedrático de Historia del Arte, a explicar que pudo ser el retablo mayor de la propia Catedral de Burgos el que sirviera de referencia inicial a González para su construcción, entre los años 1615 y 1618.         

El conjunto arquitectónico está sometido desde hace un par de meses a un proceso de restauración, labor que lleva a cabo la empresa Fénix Conservación, y que está a punto de finalizar. De hecho, el sábado 18 está previsto un concierto a cargo de la Coral El Canto de Colmenar Viejo para festejar la culminación de las obras, que vuelve a hacer brillar esta magnífica pieza.

El paso del tiempo es el peor aliado del arte, y el retablo de San Andrés no ha sido ajeno al deterioro, por lo que su nivel de conservación era malo. Por una parte, desde el punto de vista de la estructura no presentaba desajustes importantes, aunque sí había cedido el arquitrabe del segundo cuerpo hacia el muro; por lo que respecta a otros aspectos como el estado del soporte, la policromía -el retablo se policromó 50 años después de construirse-, la capa pictórica o la capa de protección aparecen zonas con importantes pérdidas, pero en todo caso es la suciedad el principal problema detectado, consecuencia del tiempo que la obra ha estado expuesta a múltiples agentes de deterioro, como son las oscilaciones constantes de humedad y cambios de temperatura, el agua de capilaridad o de filtraciones en el pasado antes del cambio de la cubierta, los humos, la cera de las velas u otros agentes bióticos, como la acción de insectos y pájaros, y las propias de la intervención humana. Todo ello ha provocado  acumulación de suciedad y polvo que ha acabado originando la degradación progresiva del retablo. 

En pleno proceso restaurador de una de las piezas.En pleno proceso restaurador de una de las piezas. - Foto: Luis López Araico

Desde la parroquia y la junta vecinal de Villasilos se apostó por la restauración de su joya antes de que los daños alcanzaran una mayor magnitud. El presupuesto ronda los 40.000 euros, que mayoritariamente ha sido aportado por la parroquia y vecinos, Adeco Camino y la Diputación. Por su parte, el Ayuntamiento si hiciera falta añadiría una cantidad, pero en principio no está previsto, puesto que su intención es asumir el coste de la restauración de los dos retablos laterales, el de las Ánimas y el Cristo Crucificado, en los que también se actuará en un periodo de aquí a dos años, dice Álvaro Rico, el alcalde.

Como explica Mercedes Chico, licenciada en Bellas Artes y que forma parte del equipo de restauración, la intervención prevista en el retablo se trata de reducirla al mínimo, por lo que las principales actuaciones han sido de limpieza del oro y la policromía, tras retirar el polvo y hacer el desinsectado general. 

En cuanto a reposiciones, la restauradora añade que ha sido necesario realizar alguna en elementos o esculturas concretas para mantener el conjunto de la pieza, como es el caso de algunos dedos que se rehacen a base de resinas. De igual manera se ha actuado en grietas y otras piezas estructurales movidas, pegándolas y consolidándolas. El proceso ha ido avanzando de arriba hacia abajo, de tal manera que terminada la limpieza superior se despoja de los andamios para que los vecinos vean los avances que se producen en la restauración, «más en plan didáctico», añade.   

Gran valor artístico. La maestría alcanzada en la realización de este retablo se vio refrendada por el coste del mismo, tasándose en su día en 23.350 reales, una cantidad sumamente elevada en aquella época.

Consta de 2 cuerpos y un gran remate, articulándose en 5 calles, de las que la central y laterales sobresalen sobre las dos calles intermedias. Respecto a las esculturas, en el primer cuerpo destacan las de San Pedro y San Pablo; en el segundo, en posición central, San Andrés, patrón de la iglesia, y San Jerónimo y San Ambrosio; en el tercer cuerpo, las esculturas del Calvario, entre la Virgen y San Juan, San Gregorio y San Agustín y dos representaciones de San Miguel como vencedor del diablo y como juez. 

En cuanto a los relieves, destacan en el primer cuerpo, la Anunciación y la Adoración de los pastores, y en el segundo, dos imágenes del martirio de San Andrés. Una característica del retalo es la gran dimensión de las figuras, más grandes -llegando a tamaño natural- a medida que se sitúan a más altura.