Roban 3.600 litros de gasoil en cosechadoras de tres pueblos

L.N.
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Los hechos se han producido en Villalbilla de Gumiel, Gumiel de Izán y Tubilla del Lago. Los afectados ya lo han denunciado ante la Guardia Civil y han aportado varias imágenes con un vehículo sospechoso

Roban 3.600 litros de gasoil en cosechadoras de tres pueblos - Foto: DB

La Guardia Civil ha abierto una investigación a raíz de las denuncias que han presentado varios maquinistas afectados por el robo de gasoil de sus cosechadoras. Los hechos se han producido en al menos tres localidades de la Ribera del Duero. El primer hurto tuvo lugar en Villalbilla de Gumiel la semana pasada. Sustrajeron alrededor de 1.800 litros de gasóleo de dos máquinas que se encuentran trabajando en la siega para la cooperativa del campo Santiago Apóstol de este municipio. Al parecer, los cacos utilizan unas mangueras con las que succionan todo el combustible. "No queda ni una gota", relata uno de los perjudicados, al tiempo que precisa que después resulta imposible arrancar la segadora.

En la madrugada de este jueves, hubo otros dos robos. Uno de ellos afectó a tres cosechadoras en Gumiel de Izán, a las que extrajeron cerca de 1.200 litros de gasoil. Mientras, el segundo episodio de este tipo se llevó a cabo en la cercana Tubilla del Lago. En este caso, los ladrones hurtaron otros 600 litros. En total, 3.600 litros de combustible sustraídos en apenas una semana, cuyo valor ascendería a 3.840 euros. Después, habría dos salidas: reventa o uso propio.

Según cuentan algunos de los afectados en la comarca ribereña, los robos se llevan a cabo por las noches, cuando los maquinistas descansan unas horas. Habitualmente dejan las cosechadoras estacionadas en las eras o en alguna parcela cercana a la localidad en la que estén realizando la siega. Por el momento, de acuerdo con lo que relatan estos labradores, nunca había pasado nada. Hasta ahora.

En Villalbilla de Gumiel, habían aparcado las máquinas junto a las eras, cerca de la ermita de la Virgen del Pilar, al borde de la carretera, lo que habría facilitado el acceso a las mismas. No obstante, gracias a las cámaras de vigilancia instaladas en la zona han podido obtener una serie de imágenes en las que, al menos, se ve un coche. Todos estos recursos ya están en manos de la Guardia Civil, que investiga los hechos. En Gumiel de Izán también estacionaron las máquinas en el campo.

El caso de Tubilla del Lago es ligeramente diferente. El agricultor que sufrió el hurto detalla que, por la orden de la Junta de Castilla y León que prohíbe cosechar entre las 12 del mediodía y las siete de la tarde, estuvo segando hasta la una de la madrugada. Horas después, en torno a las siete de la mañana del jueves, se encontró con la sorpresa. El depósito de su cosechadora estaba completamente vacío.

Acto seguido, procedió a interponer una denuncia ante la Guardia Civil. "En mi caso, había escondido la máquina. Creo que nos vigilan por la noche y saben dónde aparcamos", lamenta convencido de que es la única explicación. Porque él estaciona cada día en un lugar distinto. La madrugada del robo había dejado su cosechadora en un "sitio imposible de ver desde la carretera". Sin éxito. "Nos controlan", zanja rotundo.

También en esta zona cuentan con cámaras de seguridad que podrían arrojar algún indicio que ayude a la Benemérita a dar con quienes cometen los robos. Su seguimiento suele ser complicado, ya que como indica la Guardia Civil, apenas dejan rastro, lo que supone realizar investigaciones laboriosas que tienden a alargarse en el tiempo a no ser que les pillen 'in situ'.

"Son profesionales". El denunciante de Tubilla del Lago, que ya sufrió un robo similar hace un par de años en la época de vendimias, apunta que detrás se encuentran "profesionales", ya que no causan grandes destrozos y, además, deben contar con ciertos medios para poder transportar el gasoil que roban, entre los que se incluyen mangueras, aspiradores, garrafas y depósitos, así como vehículos de cierto volumen.

En su caso, los ladrones forzaron el tapón inferior de la cosechadora y le provocaron una pequeña avería que ha solucionado como ha podido. Así las cosas, cuenta que a partir de ahora no almacenará combustible en su nave para evitar este tipo de sucesos. "Iré bajo demanda. No me arriesgo a tener gasoil en la cochera, traeré según lo vaya necesitando. No puedo asumir perder más dinero porque entonces no salen las cuentas".

La situación les produce rabia. No ocultan su temor a que estos sucesos vayan en aumento o que, incluso, de cara al otoño, con el encarecimiento de abonos y combustibles, sufran daños en sus naves, como sucedió hace un tiempo. "El campo está de pena, la cosecha de cereal ha mermado una barbaridad y ahora se suma esto", dice uno, mientras otro remata: "Esto retrasa la cosecha y genera miedo".